JERUSALÉN.- Issam Shawer,
un pintoresco muslim cuyas peroratas publica el diario Hamas Falastin,
afirma en un artículo que las mujerucas de Gaza, debido a su condición
de alcahuetas y amantes del rumor y el parloteo, son propaladoras de
pestes e infecciones, y con un par de coranes lo declara con claridad
meridiana:
”Creo que las mujeres son las transmisoras más
numerosas y rápidas de enfermedades virales y epidemias tales como la
gripe porcina, y no estoy haciendo acusaciones sin fundamento cuando las
describo como tales”. Y arguye el palestino en defensa de su
teoría: “Cuando existe la necesidad de realizar una visita de
condolencia, las mujeres salen de cada esquina y acuden desde todas
direcciones, incluso de lejos, y luego se congregan en un lugar. Ellas
confortan a la familia y también intercambian historias – esto es muy
importante para ellas – y diseminan noticias y rumores, pero también
diseminan los virus que flotan en el aire sofocante. Luego se dispersan,
y muchas se van a realizar alguna otra función en algún otro hogar o
salón.
Por eso creo que las mujeres son las que más rápido transmiten
las epidemias. Prosigue, poseído por la burricie, el columnista su
artículo con observaciones de profundo calado: “Algunas de ellas toman las precauciones necesarias y usan mascarillas cuando están solas, y sin embargo, cuando se reúnen, se quitan las mascarillas para charlar y hacer lo que mejor saben hacer, intercambiar novedades.
Pero los virus también encuentran su camino hacia nuevas víctimas de
esta manera. Hay pruebas definitivas de que lo que hemos dicho aquí
sobre las mujeres es cierto”. Por contra, según el autor, el varón
palestino esparce muchísimas menos miasmas que las siempre cacareantes
féminas debido a su comportamiento viril, noble y austero: “Los hombres
también juegan un papel en la propagación de las infecciones, pero ya
que se mantienen ocupados, y son más lentos para cumplir con sus deberes sociales y seguir las costumbres tradicionales, tienen un papel menor en esto comparado con el ‘otro bando’.
Finalmente, concluye el experto epidemiólogo su exposición
prescribiendo un tratamiento de uso tópico y carente de
contraindicaciones: “También pueden jugar[los masculinos
seguidores del “Profeta”] un papel más importante en la lucha contra las
enfermedades imponiendo restricciones más estrictas a los movimientos y
reuniones de las mujeres en la familia, tan amplio como sea posible… al
menos en los próximos tres meses”.
El referido asno de Hamas describe a la sociedad islámica de Gaza
como abundosa en cotorras incontinentes que aventan con la lengua los
peores virus; destaca que tales cotorras propalan rumores, cuentos de
viejas y embustes… que es lo que “mejor saben hacer”; define al
ciudadano palestino como elemento “lento en el cumplimiento de sus
obligaciones”, y exhorta al enclaustramiento del parlanchín estamento
mujeril durante algunos meses, porque está científicamente demostrado
que constituye un peligro sanitario cierto y grave.
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