DACCA.- Cuatro asesinatos de
blogueros ateos en 2015 por supuestas y difusas células yihadistas han
sembrado de interrogantes Bangladesh ante la posibilidad de una
creciente amenaza islamista, unas dudas que la ola de arrestos de
sospechosos de las últimas semanas no ha conseguido disipar.
Espaciados en el tiempo y con patrón similar, desde marzo se han
producido ataques de tinte religioso en un país de amplia mayoría
musulmana aunque de carácter constitucional laico, que no ha sufrido el
integrismo islámico de otros lugares de la región y que venía
presentando avances en materia antiterrorista en la última década.
Detrás de los homicidios de Avijit Roy, en febrero; Washiqur Rehman,
en marzo; Ananda Bijoy Das, en mayo, y Niloy Neel, en agosto, aparece la
sombra de Ansarullah Bangla Team (ABT), una organización surgida a
finales de la década pasada e ilegalizada en mayo por el Gobierno.
ABT lanzó sus primeros ataques notorios contra la comunidad
librepensadora en 2013, en medio de la ola popular de apoyo a las
ejecuciones de líderes políticos islamistas acusados de crímenes contra
la Humanidad en la guerra de independencia de 1971.
El aparato de seguridad bangladesí apunta con contundencia a ABT,
aunque los ataques han sido también reivindicados por grupos
desconocidos o inéditos como Ansar Bangla 7 o Ansar-al-Islam y por la
rama de Al Qaeda en el subcontinente indio.
"ABT está implicado en la mayoría de los asesinatos, quizás en todos.
De momento es la única pista", declaró el subcomisario de la
Policía metropolitana de Dacca, Muntashirul Islam.
"Ansarullah Bangla Team tiene una ideología diferenciada del resto de
organizaciones y opera con distintos nombres", secunda Maksudul Alom,
portavoz del Batallón de Acción Rápida (RAB), cuerpo de elite de la
Policía bangladesí.
Para el experto del Instituto de Bangladesh de Estudios de Paz y
Seguridad (BIPSS) Shafqat Munir, hay "mucho desconocimiento" sobre la
estructura de un grupo que ha irrumpido "con una estrategia clara" y "se
ha erigido como una amenaza significativa" aunque sus objetivos
islamizadores sean "bastante irrealizables".
"Son células durmientes que adquieren identidades distintas en las redes sociales para despistar y evitar arrestos", indicó.
Algo que analistas y fuentes de seguridad parecen descartar en todo caso es la participación de Al Qaeda en las acciones.
"La hipótesis más realista es que Al Qaeda, que está en rivalidad
global con Estado Islámico (EI), trata de apuntarse tantos para
favorecer el reclutamiento" de yihadistas en Bangladesh, opina el
experto Munir.
Pero las investigaciones no terminan de convencer. El RAB y la
Policía han lanzado varias operaciones para dar con los culpables.
Incluso en el caso del escritor Roy también ha entrado a investigar el
Buró Federal de Investigaciones de EE.UU (FBI).
Tras el último homicidio, el de Niloy Neel a principios de agosto, y
en medio de críticas de inacción y falta de protección al colectivo de
blogueros, los cuerpos de seguridad anunciaron el arresto de una docena
de personas, una cifra que contrasta con la de las cinco detenciones en
los seis meses anteriores.
RAB y Policía se reparten los arrestos por los homicidios que
investigan, pero sus líneas de investigación se solapan en uno de ellos,
el de Ananda Bijoy Das. El portavoz del RAB Alom admite que su
organismo no conoce los detalles de las acciones de la Policía.
A ello se suman además las dudas sobre la responsabilidad de algunos
de los detenidos, como la del británico de origen bangladesí Touhidur
Rahman, considerado supuesto cerebro de dos de los asesinatos (Roy y
Bijoy Das).
Visitado en prisión, Rahman declaró a funcionarios de la Embajada
británica el mes pasado que había sido arrestado tres meses antes de la
fecha anunciada por las autoridades bangladesíes, versión respaldada
también por su familia.
Esta situación no es del todo novedosa. Uno de los sospechosos en
conexión con el asesinato de Washiqur Rehman también había sido
arrestado antes del crimen que se le imputa.
Además, dos detenidos por el homicidio de Niloy Neel eran viejos
conocidos en las celdas de Dacca tras haber sido arrestados en 2013 en
relación con un ataque ocurrido ese año y luego liberados bajo fianza.
Otros detenidos siguen presos desde hace meses sin acusación en firme.
"Necesitamos proseguir con los arrestos. Algunos agresores continúan
en paradero desconocido y algunos de los arrestados son sospechosos que
están siendo interrogados. Es pronto para extraer conclusiones",
justificó el subcomisario Alom.