BRUSELAS.- Los gestores de motores de búsqueda en internet deben
estimar las peticiones de retirada de enlaces con datos personales como
opiniones políticas, convicciones religiosas, filosóficas o sexualidad
si así lo solicita la persona interesada, según estableció el Tribunal
de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
El TJUE, con
sede en Luxemburgo, respondió así a una cuestión prejudicial planteada
por el Consejo de Estado francés a propósito de un recurso de varios
particulares a los que la Comisión Nacional de Informática y Libertades
de Francia denegó el derecho a que Google retirase diversos enlaces de
una lista de resultados obtenida tras una búsqueda efectuada a partir de
sus nombres.
Esos enlaces dirigían a webs publicadas por terceros que
contenían un fotomontaje satírico publicado bajo seudónimo sobre una
representante política y artículos que hacían referencia a cuestiones
personales del responsable de relaciones públicas de la Iglesia de la
Cienciología, al sumario abierto contra un político y a la condena por
agresión sexual a menores de otro interesado.
El
TJUE, ante el que no cabe recurso, recuerda que la actividad de un motor
de búsqueda puede afectar, significativamente y de modo adicional a la
de los editores de sitios de internet, a los derechos fundamentales al
respeto de la vida privada y a la protección de los datos personales.
"El gestor de este motor, como persona que determina los fines y los
medios de esta actividad, debe garantizar, en el marco de sus
responsabilidades, de sus competencias y de sus posibilidades, que dicha
actividad satisfaga las exigencias del Derecho de la Unión", en
particular en relación con el "respeto de la vida privada", indicó el
tribunal.
En concreto, señala que "está prohibido
tratar datos personales que revelen el origen racial o étnico, las
opiniones políticas, las convicciones religiosas o filosóficas o la
pertenencia a sindicatos, así como el tratamiento de los datos relativos
a la salud o a la sexualidad, sin perjuicio de determinadas excepciones
y restricciones".
Y añade que, salvo excepciones,
tampoco se permite "el tratamiento de datos relativos a infracciones,
condenas penales o medidas de seguridad sólo podrá efectuarse bajo el
control de la autoridad pública y únicamente podrá llevarse un registro
completo de condenas penales bajo el control de los poderes públicos".
El Tribunal de Justicia de la UE subraya que el gestor de un motor de
búsqueda "no es responsable de que esos datos personales especiales
figuren en una página web publicada por un tercero, sino de crear un
enlace a esa página y, sobre todo, de mostrarlo en la lista de
resultados que se presenta a los internautas tras una búsqueda".
Por ello, limita su responsabilidad a efectuar la "comprobación a la
que cabrá proceder, bajo el control de las autoridades nacionales
competentes, tras la recepción de una solicitud formulada por el
interesado".
No obstante, y aunque el TJUE señala que
"los derechos del interesado prevalecen, con carácter general, sobre la
libertad de información de los internautas, este equilibrio dependerá
de la naturaleza de la información de que se trate" y "del papel que
desempeñe el interesado en la vida pública".
En otra
decisión similar publicada también este martes, el TJUE señala que en
caso de que el gestor de un motor de búsqueda deba retirar enlaces por
los motivos anteriormente expuestos, previo requerimiento "de una
autoridad de control o judicial de un Estado miembro", deberá hacerlo en
todos los países de la UE y dificultar que los internautas accedan a
esos contenidos, pero no amplía esa obligación a otros territorios.
LUXEMBURGO.- El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dado la razón a Google en su litigio con las autoridades francesas y ha dictado que los motores de búsqueda como el gigante estadounidense pueden limitar la aplicación del llamado ‘derecho al olvido’ a la Unión Europea, y por tanto mantener los contenidos retirados de los dominios europeos accesibles desde fuera de la UE.
De este modo, la Justicia europea descarta que exista un ‘derecho al olvido’ global,
como pretendía el regulador de protección de datos francés, aunque
también avisa a Google de que, además de retirar las versiones
disponibles en los distintos Estados miembro, deberá “adoptar medidas
que impidan de manera efectiva o dificulten seriamente” a los
internautas acceder desde algún país de la UE a los enlaces
controvertidos que sigan disponibles fuera del bloque.
El tribunal con sede en Luxemburgo asume que el hecho de que se pueda
acceder a información comprometida sobre una persona con intereses en
la UE desde cualquier lugar del mundo puede tener “efectos inmediatos y
sustanciales” sobre esa persona, por lo que señala que retirar tales
contenidos en todo el mundo respondería plenamente al objetivo de la
protección que persigue el Derecho comunitario.
Sin embargo, el mismo tribunal subraya que muchos países terceros no
contemplan el derecho a la retirada de enlaces o lo hacen desde una
perspectiva diferente. Además, precisa el TUE, el derecho a la
protección de los datos “no constituye un derecho absoluto” y debe
mantener el equilibrio con otros derechos fundamentales, con arreglo al
principio de proporcionalidad, sabiendo que dicho equilibrio puede
variar “significativamente” en las distintas partes del mundo.
El caso enfrenta a Google con las autoridades francesas, que exigieron a
la compañía suprimir de su lista de resultados en todo el mundo la
información que debiera de eliminar tras aceptar la solicitud de un
particular para borrar determinados datos. El gigante tecnológico, sin
embargo, se limitó a suprimir los vínculos de los resultados mostrados
como respuesta a las búsquedas efectuadas desde los nombres de dominio
correspondientes a las extensiones de su buscador en los Estados miembro
de la UE.
El regulador galo consideró estas medidas insuficientes e impuso una
multa de 100.000 euros a Google, que recurrió la sanción ante el Consejo
de Estado francés, institución que elevó el asunto al TUE.
La legislación europea reconoce el derecho de particulares a pedir a
los motores de búsqueda que eliminen información personal bajo
determinadas situaciones, por ejemplo que los contenidos enlazados estén
desactualizados o carezcan de relevancia pública.
MADRID.- El editor Alfonso de Salas, fundador de los periódicos “El Economista”
y “El Mundo” y presidente de Ecoprensa, ha fallecido esta madrugada en
Madrid a los 76 años, según ha informado el diario económico. Con su
muerte, se ha perdido “uno de los empresarios más brillantes y más
queridos del mundo editorial en España”, ha lamentado El Economista en
una nota de prensa.
Nacido
el 3 de septiembre de 1943 en Madrid, donde se licenció en Derecho en
1966, De Salas inició sus primeros contactos con el mundo de la
comunicación mientras era estudiante, cuando participó en la elaboración
de la revista Anales, editada por el Instituto católico de Artes e
Industria.
Ya en los 80
se incorporó a la empresa editora de la revista política Cambio 16 para
proceder a la creación del Grupo 16, donde coordinó el lanzamiento y
desarrollo de hasta 15 cabeceras distintas, tanto semanales como
mensuales, y ocho emisoras de radio.
En 1984 tomó la dirección general
de la empresa editora de “Diario 16”, a la cual dio un fuerte impulso no sólo a través de la potenciación de la edición nacional sino también en el desarrollo de las ediciones regionales.
Allí
pasó siete años, pasados los cuales fundó junto a Pedro J. Ramírez,
Balbino Fraga y Juan González el diario “El Mundo”, que salió a la calle
el 23 de octubre de 1989, el mismo día en el que Alfonso de Salas
fue elegido presidente de Unidad Editorial, S. A (UNEDISA), empresa
editora de este diario y de varias revistas.
De
2000 a 2001, ejerció como presidente de la Asociación de Editores de
Diarios españoles (AEDE); el 15 de septiembre de 2005 anunció que dejaba
la presidencia de Unedisa para poner en marcha el periódico económico
El Economista, aunque siguió vinculado a la editora del diario “El
Mundo” como presidente de la Junta de Fundadores de Unidad Editorial.
El
nuevo diario económico salió a la luz el 28 de febrero de 2006, siendo
De Salas ya presidente de la editorial Ecoprensa; un año después de
su salida a la calle, el medio alcanzó una tirada de 39.990 números con
una audiencia de 63.938 personas.
Con motivo de su décimo aniversario,
el periodista aseguró en una entrevista que con la crisis todo el mundo
ha aprendido sobre economía, un tema al que cree que los políticos
deberían “dedicar un tiempo importante”.
De Salas también presidió las
bodegas de Ribera del Duero que llevan el nombre de su marquesado,
Montecastro y Llanahermosa.
Estamos en un momento difícil y aterrador para el periodismo. Internet ha cambiado la forma en que vivimos
en casi todos los rincones del mundo y en muchos aspectos de nuestra
vida cotidiana. En ninguna parte, el cambio ha sido más profundo que en
el periodismo y la comunicación.
Para las compañías de noticias, nuestro público es más grande que
nunca. Al mismo tiempo, internet ha alterado el modelo económico.
Internet ha creado nuevas formas para que las personas reciban noticias e
información, así como nuevas formas de transmitir información.
Hoy, la mayoría de las personas dicen
recibir la mayoría de las noticias e información de las redes sociales:
Facebook, WhatsApp, Twitter, Snapchat… la lista continúa.
Si bien este es un desafío para las compañías de medios, existe un
desafío mayor para la sociedad. Hace apenas una década, la mayoría de
las personas recibían noticias directamente de marcas establecidas de
medios de comunicación como Heraldo de Aragón, El País, o The New York
Times, ya sea en forma impresa o en línea.
Estas marcas y otras como
ellas tienen una larga historia y, lo que es más importante, una valiosa tradición de informar
noticias basadas en hechos. Las marcas son responsables de lo que
informan. Cuentan con periodistas que garantizan que sus noticias son
fiables e informativas.
Hoy, cualquier persona con conexión a Internet puede presentar
material que parezca una noticia. En las redes sociales, donde la
mayoría de las personas obtienen gran parte de su información, en
demasiados casos es difícil conocer la verdadera fuente del reportaje.
¿Es una fuente fiable como Heraldo de Aragón? ¿O es alguien que ignora
la verdad en busca de un objetivo oculto?
Las mentiras y las 'noticias
falsas' son difundidas por personas que han encontrado una manera de
reunir una audiencia y ganar dinero con la publicidad. O, peor
aún, difunden mentiras perjudiciales en la búsqueda de una agenda política.
En los últimos cuatro años, países extranjeros como Rusia y China han creado organizaciones estatales que difunden mentiras
para socavar las democracias en todo el mundo. Las mentiras se
presentan como si fueran noticias de una fuente que a primera vista
parece creíble.
A pesar de la ingenua aceptación del presidente Trump de la negación
rusa, las agencias de inteligencia de EE. UU. Y el Departamento de
Justicia han confirmado los esfuerzos en curso del gobierno ruso para
socavar las elecciones estadounidenses. Lo mismo ha sido confirmado por los gobiernos de Europa.
Las historias más importantes de hoy -
cambio climático, inmigración
masiva, un panorama político cada vez más polarizado - hacen que el
periodismo honesto y basado en hechos sea más importante que nunca.
Y, sin embargo, la verdad está bajo ataque como nunca antes.
¿Qué
debemos hacer al respecto? ¿Cómo pueden funcionar las democracias si el
electorado no puede separar la información fiable de las mentiras? Esto
debería ser una prioridad alta para todos en esta sala. Creo que la
respuesta tiene que ser un enfoque coordinado por la sociedad en su
conjunto.
Echen un vistazo más amplio a cómo funcionan las sociedades. Las
empresas alimentarias son responsables de lo que distribuyen. La gente
confía en las marcas que producen alimentos saludables. Las compañías de
medios como Henneo, El País, The New York Times son responsables de lo
que publican. Las compañías automotrices son responsables de
la seguridad de los vehículos que producen. Lo mismo debería ser cierto para las empresas de redes sociales.
Imagínense por un momento si alguien comienza a vender automóviles
peligrosos e inseguros mientras fingen que cumplen con los estándares de
seguridad. La respuesta de las empresas y los gobiernos establecidos
sería inmediata y dura. ¿No es el esfuerzo de socavar la democracia igual de peligroso, si no más peligroso?
La sociedad debería abordar este problema. Los gobiernos deben
continuar esforzándose en responsabilizar a las redes sociales de lo que
se publica en sus plataformas. La Unión Europea es uno de los líderes
en este esfuerzo. Debería ser un gran esfuerzo de todos los gobiernos.
Las compañías de redes sociales como Facebook, propietaria de Instagram y
WhatsApp, han hecho más para crear esta terrible situación, por lo que les corresponde hacer todo lo posible para corregirla.
Los planes de estudios de educación
deberían incluir la enseñanza sobre las redes sociales y cómo reconocer
marcas fiables que presentan la información.
Y cómo identificar los signos de 'noticias falsas' y mentiras. El
propósito de la educación es crear una ciudadanía informada y capaz que
sea crítica para el futuro de la sociedad. Durante generaciones, fue
fácil identificar fuentes fiables de información. Ahora es mucho más
complejo y debemos abordar este hecho.
Las organizaciones empresariales como la
Cámara de Comercio deberían
crear programas que promuevan el valor de las marcas. Todas las
compañías tienen interés en educar a los consumidores sobre cómo
identificar productores fiables de bienes y servicios, incluyendo las
compañías de medios.
Las compañías de medios como Henneo y The New York Times están
trabajando todos los días para distinguir su periodismo y demostrar su
valor. Eso continuará. Pero lo que está en juego para la sociedad es
demasiado alto para que esto no sea un esfuerzo que todos se tomen en serio.
Como dijo Daniel Patrick Moynihan, un
famoso senador de los Estados Unidos, “Tienes derecho a tu propia
opinión. Pero no tienes derecho a tus propios hechos”.
NUEVA YORK.- El rotativo ‘The New York Times’ anunció el cierre a partir
de esta semana de su edición en español, que lanzó en 2016, por no
resultar “financieramente exitosa”.
“Si bien el sitio en español atrajo a una considerable nueva
audiencia hacia nuestro periodismo, y produjo regularmente artículos de
los cuales estamos orgullosos, no demostró ser financieramente exitoso”,
explicó el diario en una nota a sus lectores.
La edición en español producía una decena de artículos al día,
en su mayoría traducciones del inglés, pero también originales y de
opinión, y según esa nota formaba parte de “un experimento” que expandió
la cobertura del The New York Times a diferentes idiomas.
Pese al cierre de la plataforma tal y como estaba concebida, el rotativo neoyorquino aseguró que “los editores continuarán traduciendo” su periodismo “a más de una docena de idiomas, incluso y con frecuencia al español”.
“Y aumentaremos nuestra inversión en la expansión de estos esfuerzos de traducción”, añadió.
‘The New York Times’ aseveró que esta decisión “no afectará” a su cobertura en América Latina, con corresponsales radicados en Medellín (Colombia), Ciudad de México y Río de Janeiro (Brasil).
Por su parte, el equipo editorial del ‘The New York Times’ en español se mostró “entristecido” por el cierre y defendió que el desempeño de la operación “ha sido exitoso bajo cualquier indicador”.
“Aunque se trata de una decisión basada en consideraciones
comerciales que nos entristece profundamente, estamos orgullosos de
haber producido, editado y publicado en tan poco tiempo una de las mejores páginas del periodismo en español“, apuntó el equipo editorial.
MADRID.-Nius, el
nuevo medio digital impulsado por Mediaset, ha arrancado esta mañana,
unos meses después de que el grupo de comunicación anunciara su puesta
en marcha para otoño. Se puede acceder al periódico a través de niusdiario.es. El periódico ha arrancado con la presentación del proyecto por parte de su director, Juan Pedro Valentín.
Según el director, “nos gustaría que NIUS fuera un diario del que te fiaras para informarte.
Ganarse el respeto de quien recibe tus informaciones es lo más difícil
de este oficio. Para ello intentamos cumplir varias premisas:
No queremos decirte lo que tienes que pensar, ni queremos
confirmarte lo que ya piensas. Entendemos que ahora lo fácil es poner
etiquetas a los medios de comunicación y que puede ser más rentable
dirigirte al público seleccionándolo por ideología. Preferimos no optar
por esa posibilidad. Tratamos de basar nuestra oferta más en la
información que en la opinión. Creemos en el equilibrio más que en la polarización. No nos gusta la descalificación. No queremos ganar seguidores insultando a la gente que odias.
Nos gustaría aportar concreción en los mensajes.
Sabemos que hay mucha más información disponible de la que es posible
consumir, que el tiempo que le dedicamos a informarnos es cada vez más
breve y que es difícil entender muchas de las noticias que ocurren
debido a su complejidad. Por eso vamos a intentar entenderlo nosotros
primero para poder contarlo después, No crean que este proceso es
sencillo y menos si hay que hacerlo lo más rápido posible. La rapidez ha
sido siempre una exigencia en el periodismo y uno de los mayores
factores de riesgo. ¿Tenemos que hacerlo rápido? Si. ¿Tenemos que
hacerlo bien? También. Pero si hay que elegir entre las dos cosas, nos
quedamos con la segunda.
Aspiramos a explicarte lo que necesitas para
entender las noticias e intentaremos quitarte lo que consideremos
superfluo para no hacerte perder el tiempo.
Trataremos de aportarte las imágenes de las noticias del día y los vídeos que
te sirvan para entenderlas. Estamos acostumbrados a contar la
información con imágenes y esperamos que sea uno de nuestros puntos
fuertes.
El significado de nuestro nombre: manejamos muchísimos hasta que llegamos a NIUS, un acrónimo formado por las palabras Nueva (el proyecto lo es), Información (nuestra materia prima), Útil (aspiramos a que te sirva lo que te comuniquemos) y Sencilla (queremos ponértelo fácil).
Nius sale hoy a la luz “con el ánimo de aportar una nueva visión de la actualidad. Nos proponemos contarte las noticias desde un punto de vista original. Queremos
que encuentres en Nius un medio de comunicación al que acudas
habitualmente en busca de claves y explicaciones que te ayuden a
entender lo que está pasando”.
Nius lo desarrolla “un grupo de profesionales de Mediaset España con
muchos años de experiencia en la comunicación audiovisual. Unos,
contando/relatando la actualidad diaria de la política. Otros conocen en
profundidad lo que sucede en el ámbito económico y lo saben explicar y
traducir. Los asuntos relacionados con salud, medio ambiente, energía,
movilidad, igualdad, educación y consumo van a ser objeto de atención
constante en Nius a través de nuestra redacción de Sociedad.
Aportaremos
nuestra mirada al mundo de la cultura, las artes y el espectáculo. Contamos
con delegaciones en toda España y con corresponsales en las principales
ciudades del mundo. Y para ti escribirán las firmas más cualificadas
del mundo del deporte. Nacemos con la ilusión de ganarnos tu confianza”
Cualquier búsqueda en Google de una gran noticia o de un
fenómeno viral devuelve muchos resultados. Es casi imposible saber quién
fue el primero en contarlo, quién invirtió el tiempo en investigarlo o
escribirlo por primera vez, y sin embargo todos esos resultados de
Google compiten entre sí por nuestro click en igualdad de condiciones,
como si tuvieran el mismo mérito.
La guerra sucia de
las búsquedas en Internet abarca todo tipo de técnicas. Una de ellas es
identificar temas de moda o asuntos relevantes en un momento dado,
localizar la fuente original de la información y replicar el contenido, a
veces disimuladamente y otras veces con un copia-pega más descarado. La
intención en estos casos no es la de hacerse eco de una noticia
relevante, como también sucede en los medios digitales, sino
sencillamente intentar arrebatar a la fuente original el tráfico que
llega desde las búsquedas.
Google dice que quiere acabar con eso. A través de Richard Gingras, vicepresidente de Noticias de la compañía, anuncian su intención
de primar los artículos y los reportajes periodísticos que provengan de
las fuentes originales desde donde se publican para que permanezcan más
tiempo en las primeras posiciones de las búsquedas. De esta forma, las
webs que se dedican a rebotar los contenidos se verán perjudicadas.
"Debería
ser un cambio útil para el periodismo", explica Rodrigo Laso, experto
en SEO y analítica web en eldiario.es. "Pero hay que ver cómo hacen el
algoritmo, suelen hacer mucha prueba/error", continúa. Google asegura a
través de Gingras que realizarán cambios en sus productos "en todo el
mundo" para destacar "los artículos que identificamos como reportajes
originales significativos".
El cambio premiaría el esfuerzo de publicar contenido
original y no, como hasta ahora, la rapidez en replicarlo de manera
optimizada para los buscadores. Según los expertos, además de los medios
digitales que más apuestan por la información, es previsible que los
medios locales y con menor difusión que los grandes periódicos también
se vean beneficiados por la medida, ya que hasta ahora si alguno de
estos publicaba una exclusiva era rápidamente replicada por las agencias
de noticias o eran copiadas por otros medios de mayor tirada.
Finalmente, los que aparecían en las primeras posiciones en los
resultados de búsqueda de Google eran estos y no las fuentes
primigéneas.
Laso pone un ejemplo relacionado con un artículo reciente de eldiario.es que explicaba qué empresa fabrica la mayoría de croquetas congeladas en nuestro país:
"Al día siguiente el tema estaba en varios medios y luego más webs", y
esas páginas aparecían por encima del artículo original incluso haciendo
búsquedas muy específicas.
"Está claro que las copias no deberían estar
nunca por encima del artículo original", dice Laso. "Siempre se hacen
artículos citando a otros artículos", cosa que es una práctica habitual
en el periodismo digital con fines informativos, "pero ahora se estaban
haciendo en muchas ocasiones con el objetivo de desbancar al original y
quitarle el tráfico desde Google", explica. "El cambio, si funciona,
desincentivará en teoría hacer este tipo de cosas".
Habrá
que darle margen a Google para saber si de verdad se trata de una buena
idea o todo sigue como hasta ahora. Al menos, la multinacional promete
que estará atenta a los cambios: "Nuestros esfuerzos evolucionarán
constantemente a medida que trabajemos para comprender el ciclo de vida
de una historia".
"Si penalizan medios que dan muchas fake news
y si valoran más a los medios que no las dan, pues va a ser muy
beneficioso para el usuario", continúa Laso. Pero nadie sabe cómo
funciona en la práctica el algoritmo de Google: es lo que comúnmente se
denomina como black box (o caja negra, en castellano), un concepto utilizado sobre todo en Inteligencia Artificial para referirse a las redes neuronales y los algoritmos con los que son programadas.
Hay
una novedad importante para Google: un equipo de más de 10.000 personas
será el encargado de vigilar y corroborar que el cambio en el algoritmo
funciona. Para ello, Google ha actualizado sus directrices para la
evaluación de la calidad en las búsquedas, un documento de 167 páginas
que los evaluadores, distribuidos por todo el mundo y subcontratados
por otras empresas, han de seguir para comprobar la calidad de las
búsquedas. "Sus comentarios nos ayudan a entender qué cambios hacen que
la búsqueda sea más útil", explica la multinacional.
Aseguran que su feedback
no cambia "el ranking de los resultados específicos que revisamos; en
vez de eso, es usado para evaluar y mejorar los algoritmos de manera que
se apliquen a los resultados". Este equipo de 10.000 personas también
ayuda a Google a conocer en qué lenguaje está escrito una web o qué es
importante en ella.
La empresa usará a los evaluadores
para que categoricen a los medios. Serán ellos los que definan la
reputación de cada periódico, web o agencia de noticias que publique una
información relevante. "En teoría van a usar la reputación del medio,
pero a ver cómo son las tripas de esa reputación. ¿Hasta dónde se van a
meter? ¿Cómo van a penalizar?", advierte Laso. Otros de los criterios
será si es una noticia de última hora, en cuyo caso la promocionará.
¿Vale todo en la opinión?
¿Todos los puntos de vista merecen la misma difusión? ¿La libertad de
expresión justifica la calumnia o la mentira en los medios de
comunicación? En eldiario.es creemos que no: que los artículos de
opinión en prensa también tienen que cumplir con unas normas
deontológicas.
Con un código que debe ser transparente, tanto para los
lectores y socios como para los articulistas que publican en nuestras
páginas. Es este decálogo que os presento hoy, que he elaborado durante
este verano, consultando con gran parte del equipo de eldiario.es y con
nuestros articulistas.
Son unas normas que ya
estábamos aplicando de manera informal, que hasta ahora no estaban por
escrito y que queremos establecer de forma más rigurosa. A lo largo de
la historia de eldiario.es hemos publicado puntualmente algunos
artículos de opinión que incumplían estas normas deontológicas. Pero el
objetivo de este decálogo no es corregir el pasado sino mirar al futuro,
y mejorar nuestra sección de Opinión con normas claras y transparentes.
Son estas:
1. eldiario.es tiene como misión fundamental la
vigilancia del poder y el periodismo como servicio público, como una
herramienta al servicio de la sociedad. Defendemos los derechos humanos y
el medio ambiente: la igualdad, la libertad, la justicia, la tolerancia
y la paz. Pero todos nuestros valores editoriales están supeditados a
uno: el respeto por la verdad.
2. La sección de
opinión de eldiario.es busca fomentar el pensamiento crítico y el debate
plural: dar voz a las distintas voces y sensibilidades dentro de
nuestros valores editoriales. eldiario.es no pretende imponer una única
visión ideológica: por eso tampoco publica editoriales, artículos de
opinión sin firma en representación de todo el periódico. La opinión en
eldiario.es no pretende adoctrinar a sus lectores sino contribuir a que
construyan su propia opinión, por medio de la exposición de distintos
puntos de vista y argumentos.
3. La libertad de
expresión es un derecho fundamental que eldiario.es promueve y defiende.
Ninguna expresión, por odiosa que resulte, debería merecer una condena a
cárcel. Pero no todas las expresiones deben ser difundidas por igual en
eldiario.es. No cabe la defensa de la tiranía, de la discriminación,
del racismo, del machismo, de la homofobia, del terrorismo o del
maltrato animal.
4. En eldiario.es no se aceptan los
insultos, las calumnias o las opiniones vejatorias. Tampoco las
expresiones que fomenten directa o indirectamente el odio, la violencia o
la discriminación. La contundencia a la hora de presentar argumentos no
es incompatible con el respeto por las personas, también por aquellas
que no piensan igual.
5. La opinión es libre, pero
los hechos son sagrados. El género de opinión no es excusa para difundir
datos falsos, no contrastados o contrarios a las evidencias
científicas. El respeto a la verdad también rige en la opinión, igual
que en la información. Los hechos que puedan parecer controvertidos en
los artículos de opinión deben estar respaldados por fuentes o enlaces.
La mentira no es un punto de vista.
6. La opinión
dentro de eldiario.es también debe cumplir las normas profesionales y
deontológicas, igual que cualquier otro género periodístico. Con cada
artículo que publica, eldiario.es asume una responsabilidad con los
lectores y también una responsabilidad legal. Por ello se reserva el
derecho a rechazar cualquier texto si considera que su publicación
incumple estas normas o puede acarrear un riesgo judicial. En España, la
responsabilidad legal ante cualquier posible demanda o querella por un
artículo publicado no solo es del autor: también puede ser condenado el
periódico y su director.
7. La sección de opinión de
eldiario.es tiene como objetivo alcanzar la paridad entre hombres y
mujeres, entendida como que el sexo menos representado no baje del 40%
del total de los artículos publicados cada semana y que se acerque lo
más posible al 50%.
8. eldiario.es no es un medio
partidista pero sí da voz en su sección de opinión a los distintos
partidos, sindicatos y organizaciones sociales. Las tribunas de
políticos en activo no están remuneradas y deberán estar especialmente
identificadas, con su cargo y militancia junto a la firma del autor.
9.
El conflicto de intereses también puede afectar a los articulistas de
eldiario.es. En caso de que exista una relación profesional o personal
con los protagonistas o afectados por una opinión, el autor o autora
deberá informar de ello a los lectores: en el propio artículo o en su
perfil biográfico.
10. Al igual que los autores y
autoras de cada opinión ejercen su derecho a la crítica, también se
someten a las críticas en los comentarios, pero no a los insultos,
calumnias o descalificaciones personales.
La opinión está abierta a la
colaboración de nuestros socios y socias. No solo en los comentarios:
también pueden enviarnos sus artículos siguiendo estas instrucciones.
Las normas que aplicamos a nuestros articulistas también son aplicables
a los lectores, donde pedimos la colaboración de los socios y socias
para moderar aquellos comentarios que las incumplan y generar un espacio
de debate plural y respetuoso.
La pugna por la audiencia, como se sabe, es la clave del negocio de
los medios de comunicación. El conocimiento instantáneo de esa audiencia
y de los temas que más interesan en el mundo en cada minuto ha abierto
nuevas vías para captar lectores con métodos muy eficaces, pero a veces
discutibles. Se traducen en ocasiones en “anzuelos” más o menos
descarados porque a EL PAÍS, sostienen algunos lectores, se le va la
mano en determinados titulares y en temas “impropios” de este periódico.
Casi cada semana llegan críticas en esa línea. Ignacio Martín Pérez
se preguntaba el 28 de agosto: “¿Puede EL PAÍS recuperar su sobriedad
tradicional y evitar titulares en primera página (web) con términos
sensacionalistas como Brexit salvaje en lugar de Brexit duro, no llamar a la enfermedad de los niños síndrome del hombre lobo, utilizar términos como subir o bajar en lugar de hundir o disparar para referirse a variaciones del 2%?”.
Pocos días antes, José Carrasco-Muñoz transmitía una queja similar y ponía como ejemplo un titular de Verne
que carecía de toda lógica: “Un estudio defiende que los patinetes
contaminan más que un autobús o una moto”. La lectura del texto ya
demostraba que la afirmación era incorrecta. Días después, se modificó
por otra más sensata: “Un estudio cuestiona el bajo impacto ambiental de
los patinetes eléctricos de alquiler”.
Más recientemente, y con un asunto más sensible, he recibido críticas
por este titular del día 10: “El abogado de la familia de Gabriel
asegura que el niño estuvo agonizando ‘entre 45 y 90 minutos”. El lector
Francisco Navarro fue el primero: “¿Realmente es necesario ese
titular?”. Otros le siguieron en la web: “Me pregunto qué interés
informativo tiene el número de minutos que estuviera agonizando el pobre
crío”; “Cíñanse al juicio sin describir detalles escabrosos que solo
aportan morbo y dolor”; “Un titular maravilloso, sobre todo para que lo
lean los familiares de la pobre criatura”.
La sección de Gente es la más criticada, pero también una de las más
leídas (8% de la audiencia total). Bastantes lectores se quejan por
titulares y temas de esa zona que, en su opinión, no encajan en EL PAÍS.
Durante el verano, he recibido quejas por encabezamientos como estos:
“Kylie Jenner, la menor de las Kardashian, ya es la más grande” (10
agosto); “Miley Cyrus estalla en Twitter y niega que le fuera infiel a
Liam Hemsworth” (23 agosto); “La modelo rusa que se casó con el rey de
Malasia amenaza con desvelar secretos de su matrimonio” (5 septiembre);
“Brad Pitt pasó año y medio en Alcohólicos Anónimos tras su divorcio” (6
de septiembre).
Algunas de sus informaciones, cuentan en la sección, se elaboran por
recomendación y sugerencia del equipo SEO (Search Engine Optimization, o
sistemas para mejorar el posicionamiento de un medio, es decir,
fórmulas para lograr más audiencia en las webs). Formado por siete
personas en la Redacción, el SEO rastrea permanentemente buscadores y
redes sociales y detecta los temas que más interés despiertan, tanto del
periódico como de otros medios nacionales y extranjeros.
Con esos datos en la mano, el equipo recomienda y sugiere sobre qué
asuntos escribir o qué palabras introducir en los encabezamientos para
ser encontrados mejor por Google y otros buscadores. O decir lo que se
está haciendo bien, como fue el caso de la cobertura del juicio por el
niño Gabriel Cruz. El jefe del equipo, Iván Pérez, precisa su trabajo:
“Nuestra labor es captar al usuario, detectar tendencias, sugerir
cambios o hacer recomendaciones, pero la decisión final es de la
Redacción”.
Lo corroboran de forma taxativa el subdirector, Ricardo de Querol, y
Borja Echevarría, director adjunto del diario. “Si la recomendación es
interesante, legítima y tiene interés periodístico, estupendo. Pero no
deben aceptarse las que tengan por objetivo sola y exclusivamente captar
lectores sin más”, afirma Echevarría, quien añade: “El SEO es muy útil,
necesario, pero mal utilizado es muy peligroso”.
En efecto, algunos redactores insisten en esa utilidad del SEO, pero
varios dicen sentirse presionados o tentados a aceptar recomendaciones
discutibles porque pueden ser decisivas para conseguir más lectores de
sus textos y secciones. En otras épocas, la propia cúpula del periódico
ha fomentado arriesgadas prácticas al enviar a todos los redactores
informes diarios de las noticias más leídas con felicitaciones a sus
autores.
En tiempos de vacas flacas en el sector, es ya delgadísima la
frontera entre la legítima búsqueda de más audiencia —de ella dependen
las tarifas publicitarias— y el respeto a los principios de periódicos
de calidad y referencia. Lograr el equilibrio entre ambos intereses es
cada vez más difícil, pero también más necesario que nunca en la era de
las noticias falsas y las máquinas de la manipulación de escala
planetaria. Sí, también aquí está en juego lo más sagrado: la
credibilidad.
MADRID.- El
periodista David Jiménez dirigió el periódico El Mundo durante un año,
entre 2015 y 2016. Llegó al cargo tras toda una vida ligada al diario de
Unidad Editorial, en el que comenzó como becario y en el que llegó a
convertirse en un reputado corresponsal en Asia. En el libro 'El
Director', que ya ha alcanzado la quinta edición y suma más de 40.000
ejemplares vendidos, repasa las experiencias vividas durante ese año. Lo entrevista El Economista.
¿Esperabas que el libro tuviera tanto éxito?
No. Este es mi cuarto libro, y he tenido relativo éxito con los
otros, pero siempre dirigiéndome a un público limitado, que ya conocía
mi trabajo en el periódico. No esperaba que el libro diese el salto de
ese entorno periodístico al gran público, que es lo que ha ocurrido.
Nuestra previsión inicial era una edición normal, como las que saca
'Libros del KO', y antes de salir oficialmente el libro ya se había
vendido. Nos vimos un poco desbordados por el éxito y con dificultades
para poner suficientes libros en los puntos de venta. Pero fue una
sorpresa, sobre todo la rapidez con la que el libro despegó. Llevamos
cinco ediciones y muchos miles de libros vendidos, lo que no deja de ser
sorprendente para un libro de no ficción y sobre periodismo.
Imagino que el extracto publicado en El Confidencial jugó un papel clave.
Fue un impulso importante. Y también el rifi-rafe entre Ana Pastor y Pablo Iglesias.
Y el hecho de que al principio el libro no se pudiera comprar también
pudo aumentar las expectativas. Y además a la gente le está gustando,
las reseñas y las recomendaciones están siendo buenas y están haciendo
mucho por extender el éxito del libro.
A pesar del éxito, los grandes medios tradicionales no le han hecho mucho caso.
Los medios tradicionales, la mayoría de ellos, se han retratado como
salen en el libro. Ha habido excepciones. Estuve con Javier del Pino en
la Cadena Ser, salió una reseña muy favorable en La Vanguardia... pero
es verdad que la mayoría lo han ignorado. Incluso durante las semanas en
las que se posicionó como el número uno en ventas en España. Creo que
eso no dice mucho del libro, pero sí del estado del mapa mediático en
España.
¿Qué les dirías a los periodistas que te han criticado por escribir el libro?
Cuando uno escribe un libro como este no tendría sentido no aceptar
las críticas. Las acepto y entiendo que haya gente a la que le haya
gustado menos. Lo que no entenderé nunca es que un periodista pueda
decir que ese libro no se tenía que haber escrito, o que no tengo
derecho a escribir ese libro, como me dijo una persona a la que tenía
bastante respeto. Cuando un periodista te dice eso, cuando reniega de tu
libertad de expresión para escribir tu experiencia sobre el año como
director de El Mundo, se está convirtiendo en otra cosa.
Mientras ocupabas el cargo de director de El Mundo, ¿ya pensabas en escribir el libro?
Mientras era director pensaba, para empezar, durar más de un año. Llegué con un proyecto a largo plazo
que pretendía llevar a cabo una transformación de un periódico que
estaba en una situación muy complicada. No pensaba para nada en escribir
un libro, sino en sacar adelante el periódico.
Sí es cierto que, cuando llevaba unos días en el periódico, me reuní
con mi editor, Ángel Fernández Fermoselle -y esto se cita en el libro-, y
me aseguró que de mi experiencia algún día podría surgir un libro, por
lo que me recomendó escribir un diario. Y a partir de ahí fui haciendo
mis anotaciones, que creo que han sido importantes para que el libro
tenga el rigor que tiene.
¿Te arrepientes de haber aceptado el cargo cuando te lo ofrecieron?
Para nada. Estoy orgulloso del año que estuve al frente del
periódico. Empecé en El Mundo como becario, he trabajado dos décadas
para el periódico, me he jugado la vida para informar a sus lectores
desde lugares como Afganistán, Cachemira o Timor... Y en un momento dado
me piden que ocupe una posición de responsabilidad para ayudar en una
situación crítica, y lo acepté con humildad pero con muchísima ilusión,
para ayudar a un periódico con el que tenía un vínculo profesional y
también personal.
Y no me arrepiento porque creo que en ese año se hicieron cosas muy
buenas. También cometí errores. Pero creo que íbamos en la dirección
correcta, y que el periódico que queríamos hacer es el periódico que se
tenía que haber hecho.
¿Saliste con la mochila tan ligera como cuando llegaste?
Igualita. No pesaba nada. Es una promesa que le hice a la redacción y
a los lectores cuando llegué el primer día al periódico como director. Y
uno puede decir que fui un buen o un mal director, pero nadie puede
decir que me vendí a una empresa, o que dejé de publicar una información
sobre un partido político. Al revés, si lo hubiera hecho probablemente hoy todavía sería el director de El Mundo.
Y me siento orgulloso, en cierto modo, de haber durado poco, porque
para haber durado más tendría que haber roto algunos principios básicos
del periodismo y también algunos principios básicos personales que
tengo.
¿Cuáles fueron los principales errores que cometiste como director?
La lista es tirando a larga. El primer gran error fue elegir un
equipo que incluía personas que en vez de querer que el proyecto saliera
adelante querían que fracasara. En unos casos por ambición personal, en
otros porque pensaban que se merecían el puesto más que yo...
Luego en la gestión misma de la redacción también cometí errores. No tenía experiencia en la gestión de una gran redacción. Que además estaba herida por EREs, reducciones de salarios, traumas como la salida de Pedro J...
y en una situación económica muy complicada. Y tampoco tuve ninguna
ayuda de la empresa, que no me dio ni los medios ni el tiempo que me
prometieron.
Suelo decir que el día que entré en el periódico no estaba preparado
para dirigirlo, y el día que me echaron, después de un máster de un año
en intriga, conspiración y gestión de personas, y tras conocer mucho
mejor cómo funciona el sistema político y empresarial del país, es
cuando ya estaba preparado para dirigir el periódico.
¿Crees que alguien te va a dar otra oportunidad?
No la pido, y tampoco la deseo. Creo que quedó bastante en evidencia
que no soy una persona de despachos, y no estoy dispuesto a los
compromisos que esa ocupación requiere. También me han dicho que por
escribir este libro nadie me va a volver a dar trabajo en España. Y
precisamente porque me puedo permitir no trabajar en España me puedo
permitir escribir un libro como 'El director'. No dependo de una
tertulia para llegar a fin de mes, tengo esa suerte, trabajo para medios
extranjeros, escribo para el The New York Times... tengo mi vida
resuelta y eso me permite escoger qué hago y qué no hago, para quién
escribo y para quién no.
Si algún día volviera a ocupar un puesto de liderazgo en otra
redacción sería creando mi propio proyecto, con otras personas que están
pidiendo que hagamos 'El Normal', ese periódico idealista, esa fantasía
que tuve desde joven de hacer un periódico realmente independiente.
¿Pero crees que es posible?
En España es muy difícil. Hay un sistema que encadena a las empresas
mediáticas a intereses económicos y políticos. Y romper esas cadenas te
pone en una situación de gran desventaja a nivel de estabilidad
financiera. Es lo que en el libro se conoce como Los Acuerdos, esos
pactos que los medios tradicionales firman con las grandes empresas.
La única solución que veo es depender otra vez de los lectores. Que
es lo que ocurría cuando vendíamos 350.000 ejemplares, en el caso de El
Mundo, o 400.000 y pico en el caso de El País. La publicidad era
importante, pero no dependías de ella para sobrevivir.
Solo creando modelos de suscripción digitales y recuperando la
confianza de los lectores para que vuelvan a querer pagar por el
periodismo que hacemos podremos librarnos de esas ataduras.
Muchos medios en España ya se plantean volver a cobrar por los
contenidos en internet.
¿Crees que algún medio en España está preparado
para poner un muro de pago y contar con la confianza de sus lectores?
No hay semana en la que no oiga "vamos a hacer el modelo del The New
York Times". Y habría que recordarles a muchos editores en España que
ellos no tienen el The New York Times. No han creado medios con el prestigio, la independencia, el rigor y la calidad del The New York Times.
Creo que se están equivocando, pensando en poner muros de pago y
después buscando suscriptores. Eso no puede funcionar si antes no le
estás dando un producto de calidad, independiente y lo suficientemente
honesto. Tendría que ser al revés: primero consigues ese producto, y
después les dices a tus lectores que por esto merece la pena pagar, y
para seguir ofreciéndolo se necesita su ayuda y su suscripción.
La prensa en España es desde hace mucho tiempo sectaria, de
trinchera, partidista y está además atada a esos Acuerdos con el poder
económico. Para muchos de estos medios no va a ser posible pedir a la
gente que pague y recibir una respuesta positiva.
¿Qué decisiones que habría que tomar para garantizar el futuro de estas empresas?
Hay algunas tan sencillas que casi duele recordarlas. Una es ganarte
la confianza de tus lectores, que sirve para el periodismo, pero también
para alguien que se dedique a vender coches o fruta. Si pierdes la
confianza del público, si manipulas, si estás demasiado cerca del poder,
si estás más preocupado de ser relevante para un pequeño círculo de
amigos del establishment que de hacer un servicio público, tu marca se
va a deteriorar.
Otra segunda cosa esencial es que esos directivos deben entender que
no son periodistas. Que el periodismo se lo deben dejar a las
redacciones, y ellos ocuparse de la gestión empresarial.
Y una tercera cosa elemental es tener directivos que entiendan que el
mundo ya ha cambiado y que es necesario invertir en el futuro con dos
líneas clave: la tecnología y el periodismo, para que las herramientas
tecnológicas permitan llevar nuestro periodismo mucho más lejos. Y en
este caso mi experiencia es la contraria: desinversión en periodismo,
con un montón de despidos, reducciones de sueldo y una apuesta por
contenidos más ligeros; y por otro parte una desinversión en tecnología. ¿Sobra opinión, y opinadores, en la prensa actual?
Sin duda. Es más, lo que estamos viviendo es que la información ha
sido contaminada por la opinión. Ni siquiera tenemos ese muro de
separación entre opinión e información, que es tan higiénico para el
periodismo. Escribo ahora opinión para el The New York Times. La
división es tan grande con la información que ni hablan entre ellos, no
hay contacto.
En España hay muchísima opinión, muchísimos columnistas, muchísimos
editoriales, pero el problema más grande es que la información, que
antes era aséptica y rigurosa, ahora también es opinión. Ya casi es
imposible distinguir un titular informativo del titular de un editorial.
Y está muy bien que los periódicos tengan su ideología, pero en el
momento en el que empiezan a ajustar la información a su línea editorial
o a una agenda, están estafando al lector. No le están diciendo al
lector que eso es opinión, le están diciendo que es información.
¿Por qué en España no ha tenido éxito la figura del editor o del corrector?
Viene de muy lejos. Cuando empecé en el periodismo, a mitad de los
90, en plena época del boom, cuando había el doble de personas en las
redacciones, ya no se editaba, o se editaba muy poco. Si te encontrabas
con un jefe que ponía el interés, editaba. Pero muchas veces no se
editaba.
En otros países la figura del editor tiene mucho prestigio, mientras
que en España el prestigio era solo para el que escribía las crónicas,
no para el que las corregía y las mejoraba. Y no ha existido esa
tradición porque no ha importado la calidad, ni nos la hemos exigido lo
suficiente. Hoy en día en los periódicos se pueden leer una cantidad de
errores gramaticales, erratas, ausencia de datos básicos para conocer
qué ha pasado... que llama mucho la atención. Y en parte se debe a que
estamos haciendo muchas más cosas, más rápido, con menos gente y sin
ningún control de calidad.
Por eso en el proyecto que quería establecer en El Mundo, y que nunca
llegó a ponerse en marcha, era poner una mesa de calidad, para que todo
el material que publicamos pasase por un proceso de verificación y
control.
¿Cómo funcionaría el día a día de ese periódico que imaginabas?
Tendríamos una redacción abierta, absolutamente multimedia, en la que
todo el contenido sería publicado primero en digital. Un equipo se
encargaría de editar el papel por la tarde, seleccionando lo mejor del
día, profundizando algunas noticias, y guardando de vez en cuando alguna
exclusiva para esos lectores a los que les sigue gustando informarse en
el papel.
La información y la opinión estarían completamente separadas, incluso
físicamente. Si pudiera ser, me gustaría hasta que estuvieran en
plantas del edificio distintas, o en alas diferentes.
Se primaría la creación de contenido diferencial. Hay que medir la
información por la calidad y el rigor, por supuesto, pero también por la
exclusividad y el valor añadido que pueda aportar. Estamos ante la
mayor oferta informativa de la historia, que nos llega por diferentes
canales, plataformas y medios. La única forma de sobrevivir a ese pozo
sin fondo que es internet es creando contenido que se diferencie por la
calidad, el rigor y la exclusividad.
Y, sobre todo, creo que lo que habría ocurrido es que habríamos
reducido la estructura de staff y jefes, con una estructura muy
simplificada, donde las decisiones se habrían tomado de manera más
rápida, y los periodistas no tendrían que pasar por siete etapas para
conseguir que sus hitorias lleguen a donde tienen que llegar.
Y sería una redacción que estaría muy centrada en crear esas audiencias dispuestas a pagar por un modelo de suscripción.
¿Cuál crees que es la gran diferencia entre el periodismo que se hace en España y el de otros países?
Tenemos un periodismo muy de trincheras. En pocos países pasa esto
que ocurre en España de que tú coges los periódicos de la mañana, y
sobre una información con hechos tangibles tres o cuatro medios pueden
decir cosas radicalmente opuestas. ¡No es posible! No pueden estar los
cuatro en lo cierto. En la prensa con más tradición democrática, más
independiente, más rigurosa, no ocurre. Puede haber enfoques diferentes,
pero los hechos son los hechos.
Pero España tiene una prensa que es reflejo de su sociedad y de su
política. Y esas dos españas divididas desde tiempos inmemoriables, y
que ha ido contaminándolo todo -la política, la empresa, la policía, los
jueces... hasta las asociaciones de víctimas del terrorismo están
divididas y enfrentadas en dos bandos-, también se refleja en la prensa.
Pero la gran duda es si nosotros somos consecuencia de esa sociedad
sectaria o responsables de haber fomentado esa división, esos
sectarismos y esa intolerancia.
Y es muy difícil hacer periodismo independiente desde una trinchera.
¿En España hay buenos periodistas?
Uno de los factores que me llevan a mantener cierto optimismo es que
España tiene buenos periodistas. Y no solo eso, sino que cuando visitas
una facultad de periodismo te encuentras a gente joven con ganas de
hacer buen periodismo, riguroso, con ganas de contar la verdad. El
problema es que el sistema no permite muchas veces prosperar a los
buenos periodistas. Y en cambio vemos como grandes manipuladores,
aquellos implicados en las cloacas del Estado, los menos fiables, son
muchas veces los que prosperan, los que son llamados a tertulias y los
que tienen mayor presencia mediática. Creo que el mercado periodístico,
desde el punto de las personas, está completamente distorsionado: no
premia el rigor, la credibilidad, la independencia... tiende a premiar
más la militancia, el periodismo ideológico, e incluso la manipulación y
la propaganda.
Hay buenos periodistas, pero queda pendiente recuperar la dignidad
del oficio para que sean esos buenos periodistas los que lideren el
oficio, y que sean ellos los que sean las voces que se escuchan.
El libro está dedicado a los estudiantes y los jóvenes. ¿Tienen motivos para el optimismo?
La esperanza está en la gente que viene por detrás. Mi generación de
periodistas, y la que está por encima, está lo suficientemente
contaminada, desilusionada o acomodada para no tener la energía y la
fuerza para cambiar lo que está mal en nuestro periodismo.
Uno recuerda siempre la ilusión y las ganas de cambiar las cosas
cuando empezabas en el oficio, y eso sigue encontrándose en las
facultades. Pero tenemos que hacer dos cosas: los que estamos en
situaciones de privilegio, dar oportunidades y dejar espacio a esos
jóvenes para que puiedan desarrollarse como profesionales; y los
políticos deben dar esa libertad a los que vienen por detrás para no
condicionarles como han hecho con los mayores; y los empresarios deben
empezar a entender los beneficios de tener un periodismo limpio y
regenerador.
En el caso que nos ocupa, que es el Reinicio Financiero
Mundial, vulgarmente llamado ‘Reseteo’ (que
es un anglicismo) las únicas fuentes constantes de
información son “Operación Revelación” y “Crónicas del
Dinar”, (la primera, más fiable que la segunda) y
algunos comentarios esporádicos que aparecen en otras redes, más
algún sitio web relacionado con el tema del día, y las noticias de
agencia con las que trato de complementar las confidencias.
Yo
nunca he dicho que ambas fuentes ofrezcan un cien por ciento de
Verdad,
sino
que pueden tener una parte de verdad, un
porcentaje razonable de verdad,y
por eso las
cojo siempre con pinzas, y no me responsabilizo de su contenido,aunque
nos adelantan una idea de por dónde
van los tiros hasta que aparezcan noticias públicas que confirmen o
desmientan
sus predicciones,
porque no
tengo otra informaciónpara
saber cómo se mueven los hilos del poder aproximadamente.
FALSAS EXPECTATIVAS
Algunos esperan encontrar verdades absolutas en mis artículos de
opinión, y se decepcionan cuando no las hallan.
Eso se llama tener falsas expectativas, y no saber cómo
funciona esto del Periodismo, que sigue siendo un misterio para
algunas personas, y que se parece al trabajo de un equilibrista en
la cuerda floja.
Algunos confunden el periodismo con la religión. La religión
trabaja con verdades absolutas supuestamente, pero el periodismo
trabaja con noticias urgentes que unas veces se confirman, otras
veces se desmienten y otras veces se modifican. Este ejercicio puede
producir vértigo o neurosis en algunas personas, pero yo lo
considero apasionante.
Hay quien confunde las telenoticias con la realidad y no se
dan cuenta de que los poderosos juegan al ilusionismo, ya que
con una mano te muestran lo que quieren que veas, para distraer la
atención, y con la otra mano hacen escondidas las maniobras que
desean para obtener poder, prestigio o dinero.
FUENTES DE INTELIGENCIA
Informar de hechos públicos y conocidos es muy fácil, porque hay
muchas fuentes de información, pero informar de secretos de
Estado que se cuecen detrás de las escenas es muy complicado
porque las fuentes de información son muy escasas y proceden de
filtraciones de inteligencia que no siempre aciertan, o que a
veces nos engañan deliberadamente. El rumor suele ser la
antesala de la noticia, pero no siempre lo es.
Por su propia naturaleza, las fuentes de inteligencia son muy
difíciles de confirmar, y no nos queda más remedio que esperar
con paciencia a que aparezcan noticias que confirmen o amplíen la
información. Soy consciente de que trabajar con fuentes de
inteligencia es meterse en un terreno difícil y pantanoso, en el
que te puedes resbalar, columpiar o hundir con facilidad, pero es que
no hay otra forma de informarse sobre estos temas. Es un
riesgo que asumo con precaución.
“FAKE NEWS”
Toda esta información no tiene nada que ver con las llamadas “fake
news”. Las noticias falsas se emiten con la intención
deliberada de engañar, inducir a error, manipular decisiones
personales, desprestigiar o enaltecer a una institución, entidad o
persona u obtener ganancias económicas o rédito político, y todo
ello se halla muy alejado de mi misión informativa en esta vida que
yo considero sagrada.
Las noticias falsas no suelen proceder de periodistas
independientes, sino más bien de instituciones oficiales. Por
ejemplo, en 2001, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos
creó en secreto una Oficina de Influencia Estratégica, con el fin
de difundir información falsa que sirviera a la causa de Estados
Unidos en la guerra de Afganistán. Se permitió que dicha
oficina difundiera información falsa deliberadamente, dirigida en
particular a los medios de comunicación extranjeros.
Algunos piensan que es mejor callarse ante la duda, pero yo pienso
que es mejor tener una información incompleta que no tener
ninguna información, porque ya nos han callado demasiadas veces,
y todavía intentan callarme algunas veces cuando desmonetizan mis
vídeos.
¿QUÉ ES EL PERIODISMO?
El periodismo es una ciencia y actividad profesional que, en
términos generales, consiste en la captación y
tratamiento periódico de la información en cualquiera de
sus formas y variedades. También el periodismo
es una actividad de información repetida cada cierto espacio de
tiempo a través de agencias, prensa, radio, televisión, blogs y
vídeos informativos como el mío.
La noticia es el conocimiento de un hecho nuevo y actual de
interés general que se comunica al público con la intención de
informar, formar y entretener. En mi caso vocacional, la intención
es sobre todo despertar a la gente para mejorar el
mundo en que vivimos. Una cruzada personal e idealista como la de
Don Quijote de la Mancha.
Yo practico ahora el periodismo interpretativo o explicativo
que ofrece artículos, comentarios y críticas para explicar los
hechos ocultos y mostrar las ideas de fondo, sin olvidar un resumen
de las noticias más importantes de cada día.
El artículo de opinión forma parte del periodismo
interpretativo, que desarrolla una idea o comenta uno o varios
hechos. Un artículo de opinión expone las ideas de una persona,
según su propio criterio, que puede diferir de los criterios de
otras personas como es natural.
Y dentro de esta interpretación de la realidad, mi especial es el
periodismo alternativo y de misterio, y hablo mucho de
economía porque es lo que mueve el mundo en que vivimos. Además,
para averiguar la verdad hay que seguir la pista del dinero.
PERIODISMO ALTERNATIVO
El periodismo alternativo surge como movimiento natural a las
censuras de los gobiernos en todo el mundo y como una necesidad de
las personas que buscan la verdad y no aceptan la versión
oficial de los acontecimientos mundiales.
El periodismo alternativo es el periodismo democrático,
porque en realidad, el periodismo que practican los grandes medios es
un periodismo empresarial y mercantil, que en algunos casos
descontextualiza, tergiversa y manipula la información, y
forma parte de los engranajes de los grupos de poder económico.
Las nuevas tecnologías han propiciado la aparición de nuevas
formas de comunicación; la más revolucionaria es la red de
Internet. Este nuevo medio ofrece un sinfín de ventajas, entre
ellas, la accesibilidad de la información, su
búsqueda rápida, pero sobre todo, la libertad de
expresión. Esto último se plasma a través de vídeos y blogs
que permiten al profesional de la información expresar su opinión
libremente, sin estar sujetos a las tendencias ideológicas de
ningún medio de comunicación.
Pero a pesar de las ventajas que ofrecen estos portales, el
profesional de la información debe tener cuidado de no abusar de
la libertad que ofrece el medio, ya que, al prestarse a escribir
en ellos, está dejando al descubierto sus tendencias ideológicas,
apartándose de la objetividad e imparcialidad que debe caracterizar
a cualquier profesional de la comunicación. ¡A mi que me
registren, que no tengo nada que ocultar!
El conocido como Periodismo de Misterio es una rama especializada que
trata temas relacionados con lo insólito. El propósito
principal de este ejercicio periodístico es contar casos y cosas con
la objetividad que merece, intentando no caer en la subjetividad
ni en el sensacionalismo.
Editado desde España, Unión Europea, por Francisco Poveda, periodista y profesor.
franciscopoveda@yahoo.es
Edited from Spain, European Union, by Francisco Poveda, journalist and professor. franciscopoveda@yahoo.es
Édition depuis Espagne, Union Européenne, par Francisco Poveda, journaliste et professeur. franciscopoveda@yahoo.es
periodismoparaperiodistas@gmail.com
Al servicio de los 30.000 periodistas españoles y de los hispanoamericanos
Este blog está concebido como un espacio de libertad a la vez que como una herramienta digital de comunicación y formación continua al servicio de los intereses profesionales de los 30.000 periodistas españoles sin necesidad de impostura.
Y orientado, igualmente, a la necesidad de todos aquellos colegas de Hispanoamérica para quienes sus contenidos y enlaces puedan resultar de utilidad y progreso en su oficio, dentro de la tan necesaria innovación y puesta al día global, así como de apoyo moral incondicional ante situaciones de riesgo, acoso, amenaza, incomprensión e injusticia.
San Francisco de Sales
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