PEKÍN.- El librero y activista sueco Gui Minhai, propietario de una editorial especializada en libros críticos con el Partido Comunista de China (PCCh), fue condenado a 10 años de cárcel por “dar servicios de inteligencia ilegales a países extranjeros”.
Según anunció el lunes por la noche el Tribunal Popular Intermedio de Ningbo (en el este de China, ciudad natal de Gui), el activista se declaró culpable y no apeló su sentencia, que también incluye la pérdida durante cinco años de sus derechos políticos.
El comunicado de esa institución afirma que, aunque Gui se nacionalizó sueco en 1996, en 2018 pidió recuperar su nacionalidad china “con arreglo a la legislación”.
El caso de Gui ha provocado fuertes tensiones diplomáticas entre Estocolmo y Pekín,
e incluso la exembajadora sueca en Pekín se ha visto envuelta en un
proceso judicial después de que la Fiscalía presentase cargos contra
ella por organizar una reunión secreta relacionada con el librero, preso
desde hace años.
El pasado mes de noviembre, ambos países volvieron a enzarzarse en
esta disputa diplomática después de que la ministra sueca de Cultura,
Amanda Lind, entregase un premio en ausencia al librero,
a pesar de que el embajador chino en Estocolmo había advertido de que
la participación de cualquier representante gubernamental en el acto
conllevaría la prohibición de su entrada en China.
Los problemas de Gui Minhai con el régimen comenzaron en otoño de 2015 cuando
cinco editores y libreros de Hong Kong críticos con Pekín
desaparecieron misteriosamente para reaparecer bajo custodia china meses
más tarde, aunque todos menos él fueron liberados poco después tras la presión internacional.
Gui aseguró entonces en un mensaje de televisión que había vuelto a China para asumir su responsabilidad por la muerte de una joven a la que supuestamente había atropellado en 2003.
El librero fue liberado en octubre de 2017 tras cumplir una condena de dos años,
pero meses después fue detenido de nuevo por las autoridades chinas en
un tren cuando se dirigía a Pekín junto con diplomáticos suecos para
realizarse un chequeo médico en la embajada de Suecia y, desde entonces,
ha permanecido retenido.
En una nueva comparecencia ante los medios declaró hace dos años que
había sido manipulado por las autoridades suecas, que -aseguró- querían
sacarlo del país “de forma ilegal”. En aquella entrevista vertió
numerosas críticas al país europeo.
En China es habitual que los funcionarios investigados o condenados
por delitos de corrupción muestren públicamente su arrepentimiento, por
lo que numerosos medios internacionales han cuestionado que Gui
ofreciera esas comparecencias libremente.
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