martes, 31 de marzo de 2020

Gannett, el mayor editor de diarios en EEUU, prevé recortes salariales ante crisis por COVID-19

WASHINGTON.- Gannett, el mayor editor de periódicos de Estados Unidos, anunció el lunes licencias rotativas y recortes salariales para su personal, dejando en evidencia las dificultades en el sector de los medios de comunicación por la pandemia del nuevo coronavirus. 

El presidente ejecutivo de Gannett, Paul Bascobert, dijo que renunciará a su salario y que el equipo ejecutivo tendrá un recorte salarial del 25% como parte del ajuste del grupo, editor entre otros del diario USA Today.
"Nuestro plan es minimizar el daño a largo plazo al negocio mediante la implementación de una combinación de licencias y reducciones salariales", dijo Bascobert en un memorando.
"Al optar por un sacrificio colectivo, podemos mantener intacto a nuestro personal, reducir nuestra estructura de costes, cumplir con nuestros lectores y clientes y estar listos para emerger fuertes y con la oportunidad de crecer cuando esta crisis pase", señaló.
La compañía se negó a dar detalles sobre los recortes.
Pero The Florida Times-Union, uno de los diarios del grupo, dijo que otro memorando al personal indicó que los periodistas y editores que ganen más de 38.000 dolares al año deberán tomarse una semana libre no remunerada de forma rotativa.
Las medidas de Gannett subrayan los problemas cada vez más profundos de los medios de comunicación, especialmente los periódicos locales, ante una pandemia que ha reducido la publicidad y ha impedido los ingresos por eventos, paradójicamente cuando la demanda por información sobre la crisis es creciente por parte del público.
Gannett se fusionó el año pasado con su rival GateHouse, editor de más de 100 diarios locales. Actualmente el grupo reúne a unos 260 periódicos y tiene una importante operación digital.
Las organizaciones de medios en Estados Unidos luchan desde hace años por mantenerse a flote ante el cambio que supuso la irrupción de las noticias digitales y móviles, que ha provocado el cierre de cientos de publicaciones impresas, afectando en particular a los medios locales.

lunes, 30 de marzo de 2020

El periodismo político, tras la crisis / Fidel Masreal *

La crísis vírica hace repensar todos los sectores de la sociedad. Se habla de la empresa, los autónomos, el valor de lo público, el teletrabajo, las relaciones sociales, el consumo... Pero, ¿y los periodistas? Y en concreto, ¿y el periodismo político, ha de hacer su propia transición? ¿hacia donde? Preguntamos a profesionales de distintos medios al respecto.

Cambio de paradigma

Anna Cristeto, directora de El Periódico cree que "es prematuro hacer un diagnóstico sereno sobre qué cambiará en el periodismo político y la política. Lo que es palpable, como en muchas profesiones, las que pueden, es que se ha producido un cambio de manera de trabajar. Por ejemplo, dos conferencias de presidentes en dos semanas es algo inédito. Es cierto que es por una causa de fuerza mayor y a distancia, pero precisamente esto supone un cambio de paradigma. Si hay voluntad se puede, pese a que es fruto de una crisis sanitaria, económica y social de primer nivel que obliga a los políticos a sentarse. Lo contrario no se entendería. 

Seguramente es la esencia de la política la que no mutará. Los partidismos, reproches o estrategias perdurarán. Solo hace falta ver los mensajes que se cruzan pese a que se explicite que no se quiere hacer batalla política en un momento como el actual. A nivel de países es un momento clave para comprobar si la unión ante una crisis es posible o cada cual rema a su favor. Por ahora gana la segunda opción por falta de un liderazgo claro".

Humildad

Gemma Nierga, periodista colaboradora en diversos medios cree que la crisis ha sido una lección de humilidad. "Del ‘procés’ lo sabíamos todo, del virus no sabemos nada. Quizás el covid-19 nos ayudará a recuperar lo que esencial de nuestro oficio: preguntar y repreguntar para entender la realidad y poderla así explicar sin actitudes apriorísticas. 

En los últimos días hemos visto como aumentan los muertos y baja la dignidad de algunos, obsesionados en politizar esta crisis sanitaria, convencidos entre tanta incertidumbre de tener toda la verdad. Los periodistas no podemos volver a caer en errores pasados, la vida (realidad) se comprende mejor desde fuera de las trincheras”.

Libertad e independencia

Esther Vera, directora del diario 'Ara' propone que el periodismo político, no solo por esta crisis, evite "actuar como una correa de trasmisión. Falta libertad e independencia de manera generalizada. La independencia depende de la fortaleza empresarial y la única manera de conseguirla es con el apoyo de los lectores a los que hay que ofrecer una información por la que valga la pena pagar y apoyar a sus periodistas. 

La comunicación de crisis necesita mucho trabajo previo a la crisis: vías de comunicación con los ciudadanos, coordinación de los técnicos, toma de decisiones rápidas en contextos de altísima tensión. Exige personas competentes y con capacidad de comunicación, fuertes y empáticas. Líderes".

Legitimidad, a examen

Francesc Marc-Álvaro, columnista en La Vanguardia y otros medios y profesor universitario, va a la esencia misma del sistema: "La crisis pone a prueba nuestra democracia y nos lleva a los límites de lo que conocemos como gestión pública. El triángulo autoridad-responsabilidad-libertad se verá transformado en diversos sentidos, que ahora todavía no podemos ver. 

La relación entre políticos y ciudadanos pasa una prueba sin precedentes. Es la legitimidad de todo el sistema lo que se somete a examen, se quiera o no". Y añade: "el concepto clásico de soberanía y el Estado-nación toma nuevo protagonismo. Y los media tienen el reto de evitar la infoxicación, el rumor y la banalización. No dejarse llevar por el populismo social. Aprovechemos para hacer un cortafuego contra el ruido y los contenidos poco solventes".

Priorizar los debates

Neus Tomàs, directora adjunta de Eldiario.es propone que los periodistas aprendan varias lecciones. "La primera sería priorizar algunos debates sobre modelos económicos y sociales que ahora, demasiado a menudo, se han dejado en segundo plano. Por ejemplo, el papel de la sanidad pública, la necesidad de exigir que en los presupuestos públicos se garantice su viabilidad y las condiciones de trabajo de sus profesionales. Nos avisaron, había las mareas blancas, y ni políticos ni periodistas hicimos el caso que merecía. 

Y pongo el ejemplo de la sanidad como podría  ser el de la atención a la dependencia o la red de servicios sociales. Si se me permite la ironía, confío en que medios y políticos aprendamos que perdemos mucho tiempo en declaraciones que no interesan en lugar de abrir debates que vayan más allá de la controversia del día".

Credibilidad y liderazgo

Lídia Heredia, directora de 'Els matins' de TV-3, cree que aunque estamos enmedio del incencio y la urgencia del día a día nos puede, "ya hemos tenido tiempo de confirmar un par de cosas: que cuando los técnicos son buenos y comunican bien, los políticos hacien bien de situarse en segundo plano, y que cuando llega la hora del mensaje político, los más esclarecedores acostumbran a ser de los políticos que saben tratar a los ciudadanos como adultos, aunque esto implique discursos duros e incómodos. El problema es que para esto hace falta tener credibilidad y liderazgo, dos valores que en estos momentos no se ver en nuestro entorno".

Probablemente no cambiará nada

Sergi Picazo, impulsor del digital 'Crític', opina de entrada: "Probablemente, no cambiará nada, no aprenderemos nada. todo intentará seguir igual". Pero añade: "Hay una mínima posibilidad de que esta enorme crisis -no solo sanitaria, ni tampoco económica- genere un lector más crítico con el poder, más agnóstico, menos crédulo y alejado de las trincheras. La gente, intuyo, cambiará prioridades: poniendo la vida en el centro. Pero difícilmente podrá camabiar el periodismo mientras el periodismo esté controlado mayoritariamente por grandes empresas de comunicación, vinculadas a la banca y con sumisiones inconfesables al poder político".


(*) Periodista


Muere a los 90 años el periodista español Antonio Álvarez Solís


MADRID.-El periodista español Antonio Álvarez Solís ha fallecido a los 90 años, según han informado Naiz y Deia, medios en los que había sido colaborador.

Madrileño de nacimiento y asturiano de adopción, Álvarez estudió Derecho en Barcelona y Santiago de Compostela y comenzó su trayectoria periodística en La Vanguardia, donde llegó a ser redactor jefe.
Fundó la revista Interviú de la que fue director y como consejero editorial del Grupo Zeta colaboró en la salida de El Periódico
Ha sido colaborador en tertulias de varias televisiones y emisoras de radio como TVE, RNE, COPE, Onda Cero, Radio Miramar, SER, ETB y Radio Euskadi durante varios años, así como columnista en diarios como Gara y Deia.
El director de Gara, Iñaki Soto, ha dicho en su cuenta de Twitter que Álvarez Solís era "un portento escribiendo, con una lucidez deslumbrante, una honestidad inspiradora y elegancia hasta al insultar. Él ha sido para nosotros y nosotras un maestro, nosotros para él un refugio".

jueves, 26 de marzo de 2020

La Fiscalía turca imputa a 20 personas por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi

ESTAMBUL.- La Fiscalía de Estambul ha imputado formalmente a 20 personas por su presunta relación con el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí, entre ellas el antiguo subdirector de los servicios de Inteligencia Ahmed al Asiri y el exasesor Saud al Qahtani –aliado del príncipe Mohamed Bin Salman– como “instigadores”.

El Ministerio Público, que ha concluido el grueso de las investigaciones, ha explicado en un comunicado que las imputaciones se basan en registros de teléfonos móviles, fechas de entrada y salida de Turquía y de presencia en el consulado, declaraciones de testigos e información de los equipos de Khashoggi, según ‘Hurriyet’.
Las autoridades turcas han solicitado la detención de los 20 sospechosos, cuya extradición ya se ha requerido al Gobierno saudí. Arabia Saudí se ha negado hasta ahora a colaborar con las pesquisas abiertas en Turquía, defendiendo sus propios procesos de rendición de cuentas.
En diciembre, un tribunal saudí condenó a ocho personas -cinco de ellas a muerte- por el asesinato de Khashoggi, al término de un proceso judicial del que salió absuelto Al Asiri. La Fiscalía había determinado que no había pruebas suficientes contra Al Qahtani.
Khashoggi entró en el consulado de Arabia Saudí en octubre de 2018 para gestionar una documentación, pero nunca salió con vida. Año y medio después del crimen, su cadáver no ha sido localizado.
El periodista, colaborador del periódico estadounidense ‘The Washington Post’, había criticado públicamente a Mohamed Bin Salman, príncipe heredero. El régimen saudí ha desvinculado a Bin Salman del asesinato, a pesar de que expertos de la ONU han expresado sus dudas al respecto.

Organizaciones de prensa piden a la UE que el periodismo sea declarado servicio esencial durante la pandemia

BRUSELAS.- Organizaciones internacionales de prensa han pedido este miércoles a los líderes europeos que protejan el libre flujo de información y que garanticen la libertad de los medios a medida que los Estados se esfuerzan por abordar la pandemia de Covid-19. 

Además, piden a la UE que declare el periodismo y el libre flujo de información como servicios esenciales para contener la pandemia en Europa.
Mediante una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen; al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; y el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, las ocho organizaciones firmantes han expresado su “profunda preocupación” por el hecho de que gobiernos se aprovechan de la pandemia para “castigar a los medios críticos e independientes” y para introducir restricciones en el acceso de los medios a la toma de decisiones y acciones gubernamentales.
Si bien reconocen que se necesitan ciertas medidas de emergencia para combatir la pandemia, señalan que tales medidas deben ser “necesarias, proporcionadas, estrictamente limitadas en el tiempo y sujetas a un escrutinio regular”, para resolver la crisis sanitaria de forma inmediata.
No obstante, consideran que el flujo libre de noticias independientes “es más esencial que nunca”, tanto para informar al público sobre las medidas para contener el coronavirus como para mantener el escrutinio público y el debate sobre la idoneidad de esas medidas.
Por otro lado, ponen el foco en la proliferación de medidas de vigilancia introducidas para controlar la propagación del virus. 
En este sentido, entienden los “beneficios potenciales” de estas medidas tomadas por parte de gobiernos, pero advierten de que el uso de la vigilancia debe tener una supervisión adecuada y estar claramente limitado a enfrentar la pandemia.
“La vigilancia sin control pone en peligro la privacidad y los derechos de datos, mientras que la capacidad de los periodistas para proteger las fuentes se ve socavada y aumenta la autocensura”, avisan en este sentido.
Del mismo modo, expresan su preocupación por el acceso de los medios a funcionarios gubernamentales, personas que toman decisiones, expertos médicos y aquellos en la primera línea de la pandemia, ya que muchos países han introducido restricciones a la libertad de movimiento que, según insisten, no deben usarse para evitar que los medios sean testigos de la crisis.
Por otro lado, las organizaciones también son “conscientes” de que a medida que persista la crisis sanitaria, las acciones y decisiones de los gobiernos serán “objeto de un intenso examen”.
“La tentación de algunos gobiernos de abusar de los nuevos poderes de emergencia encontrados para sofocar las críticas será, en algunos casos, abrumadora”, subrayan, y advierten de que “no se puede permitir que esto pase”.
Los ocho organismos exponen el caso de Hungría, donde el Gobierno está exigiendo una extensión indefinida del Estado de Emergencia y el poder de imponer penas de prisión de hasta cinco años a periodistas y otros por promover información falsa relacionada con la pandemia.
Aunque las ocho organizaciones son “muy conscientes” de “los peligros de la desinformación y de cómo es utilizada por grupos sin escrúpulos para propagar el pánico y la división”, advierten de que “esto no justifica los poderes draconianos que corren el riesgo de ser utilizados contra periodistas cuyo trabajo es indispensable para proteger la salud pública y garantizar la rendición de cuentas”.
“No sorprende que Hungría, con su historial de socavar la libertad de los medios de comunicación, sea el primer Estado miembro de la UE en tomar un poder tan extremo y oportunista. Los pocos medios de comunicación independientes que quedan en el país son regularmente atacados y acusados de difundir ‘noticias falsas’ por plantear preguntas simples sobre la preparación y la estrategia del Gobierno para hacer frente a la pandemia”, opinan los organismos.
Por ello, señalan que si, finalmente, se extiende indefinidamente la situación de excepcionalidad, el Gobierno húngaro tendría una herramienta para “amenazar a los periodistas e intimidarlos para que se autocensuren” y temen que este sea “un paso hacia la represión completa de la libertad de los medios en Hungría que podría sobrevivir a la pandemia”.
Además, si esto sucediera, “sentaría un precedente terrible para otros Estados miembros de la Unión Europea tentados a seguir el ejemplo de Hungría”, ya que, tal y como aseguran, existen “signos preocupantes también en otros Estados”, dañando así los derechos fundamentales y la democracia, además de socavar los esfuerzos para poner fin a la pandemia, según concluyen.
Las organizaciones firmantes de la misiva son: la Asociación de Periodistas Europeos (AEJ); el Centro Europeo para la Libertad de Prensa y Medios (ECPMF); la Federación Europea de Periodistas (EFJ); Free Press Unlimited (FPU); Index on Censorship; la Federación Internacional de Periodistas (IFJ); el Instituto Internacional de la Prensa (IPI); y Reporteros sin Fronteras (RSF).

lunes, 16 de marzo de 2020

Los medios de comunicación españoles, públicos y privados, obligados a insertar mensajes y anuncios de las autoridades

MADRID.- El decreto por el que se declara el estado de alerta en España por el coronavirus obliga a los medios de comunicación públicos y privados a insertar mensajes y anuncios de las autoridades competentes.

“Los medios de comunicación social de titularidad pública y privada quedan obligados a la inserción de mensajes, anuncios y comunicaciones que las autoridades competentes delegadas, así como las administraciones autonómicas y locales, consideren necesario emitir”, reza el artículo 19 del mencionado decreto.
Las medidas contenidas en el real decreto que establece el estado de alarma aprobado por el Consejo de Ministros ya están en vigor, dado que al filo de la medianoche la norma se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
El estado de alarma da amplios poderes al Gobierno para combatir la pandemia del coronavirus y tendrá una vigencia de 15 días, prorrogables si así lo autoriza el Congreso de los Diputados.

viernes, 13 de marzo de 2020

Internet bate récords de tráfico, pero no es inmune a las ‘caídas’

BARCELONA.- El aumento en el tráfico de la red se debe al aumento del teletrabajo motivado por la pandemia del coronavirus, pero también a pasar más tiempo en casa usando Internet como fuente de entretenimiento, a juicio de La Vanguardia

Entre los servicios que pueden estar consumiendo un mayor ancho de banda están los de almacenamiento de datos en la nube, los servicios de vídeo en streaming de plataformas como Youtube, Netflix o HBO y también los videojuegos en red. Que pueden requerir de un importante flujo de datos para funcionar.
Los servicios de mensajería probablemente también tienen que ver con este repunte en el intercambio de datos. Pues la pandemia es evidente que está disparando el número de mensajes a nivel profesional y privado. Es importante en este caso tener vías alternativas de comunicación si un servicio, como WhatsApp que es el más popular, experimenta caídas.
Son más comunes las caídas de los múltiples servicios de Internet que usamos a diario que los de la propia red. Los fallos más famosos son los de WhatsApp, principalmente por el gran número de usuarios que lo usan como su fuente principal fuente para comunicarse. Por lo que es recomendable tener vías de comunicación alternativas en otros servicios de mensajería en el caso de que WhatsApp experimente problemas.
Un aspecto que es importante si experimentamos problemas con un servicio o incluso para acceder a la propia red es saber dónde está el problema. Si tiene algo que ver con nuestro propio equipo o software o si es un fallo de servicio. En la web de la empresa Akamai podemos ver el estado del tráfico de Internet a nivel mundial. Pero también conocer los ataques a servicios webs que se han producido. Aunque por lo general los proveedores de Internet disponen de herramientas para diagnosticar el estado de nuestra red.
Para detectar si un servicio o un operador de telecomunicaciones está experimentando problemas, podemos recurrir a la web colaborativa Downdetector. Esta nos muestra entre otras cosas mapas de las incidencias a nivel mundial que los usuarios están informando. Por lo general suele ser muy fiable. Aunque otra buena forma de saber si un servicio no está operativo es recurrir a Twitter y hacer una búsqueda con el nombre del servicio. 
Si dependemos de la red, sobre todo para teletrabajar, es conveniente disponer de herramientas alternativas a la que normalmente usamos. Como es el caso de los servicios de almacenamiento en la nube. Es recomendable tener duplicados una selección de los documentos más importantes a los que necesitemos acceder en cualquier momento.
Incluso puede ser útil disponer de nuestra propia infraestructura para no depender del servicio de otras empresas. Disponer de un servidor NAS pueden ser una buena inversión para crear nuestra propia nube. Estos dispositivos básicamente consisten en uno o varios discos duros conectados a Internet y que disponen de un sistema operativo y un software para poder acceder a nuestros archivos desde cualquier sitio. 
Sin necesidad de contratar ningún servicio de almacenamiento online. Aunque hasta hace poco estos productos estaban confinados a un uso empresarial, su uso se está expandiendo poco a poco a los hogares. No sólo por cuestiones profesionales. También nos permiten gestionar nuestros archivos audiovisuales y ver, por ejemplo, una película almacenada en ellos desde nuestro teléfono.
Synology es una de las empresas que ofrece servidores NAS para toda clase de usuarios. Modelos como el DiskStation DS218+ para uso doméstico pero con un hardware avanzado, puede montar dos discos duros de la capacidad que queramos y cuenta con un software bastante avanzado. Este modelo es capaz incluso de decodificar vídeo en 4K y emitirlo online al dispositivo que queramos.

miércoles, 11 de marzo de 2020

No disparen al pianista: los periodistas hacen lo que pueden / Fernando G. Urbaneja *

En la tumba de Max Aub en México figura el epitafio: “hice lo que pude”, ilustrativo de la personalidad del escritor, con una lección de fondo que sirve para muchas causas. Me viene a la memoria estos días por los comentarios de algunos ciudadanos que interpelan al periodista que tienen a mano (a boca) con una pregunta-acusación “pero…vosotros qué hacéis; alarmáis a la gente, contribuís al caos”. 

Es frecuente culpar al mensajero, disparar al pianista. Los periodistas vamos a continuación de los políticos criticados siempre lo hagan bien o mal, a tiempo o destiempo, con fundamento o sin él.

A los periodistas, especialmente a las televisiones, se achaca mal comportamiento por alarmismo, superficialidad… incluso algunos colegas no implicados no escatiman crítica, entre otras razones por elegancia, como para lucir seriedad defraudada por los otros. Esa escuela pretende que hay demasiada información confusa, demasiados testimonios espontáneos…

Sin embargo hay que reconocer que los ciudadanos están preocupados y quieren información, más información, continua, actualizada, incluso con anticipación. Y a los periodistas les corresponde suministrar esa información con el filtrado y la verificación que dictan las reglas de la profesión.

Me atrevo a sostener que en esta ocasión el trabajo de los periodistas, de todos los medios y muy en concreto de las televisiones, se ajusta al canon profesional. Trasladan con inmediatez la información oficial, las comparecencias de ministro, portavoz de emergencias y consejeros de salud. Además han reclutado expertos que conocen el problema y ayudan a situarlo en su contexto; explican lo que se sabe y lo que se ignora, que no es poco, aunque algo menos cada día que pasa.

Es fácil criticar a toro pasado, predicar lo que se debería haber hecho, pero eso tiene baja credibilidad, con la información de hoy criticar lo que se hizo antes tiene baja credibilidad. Y las opiniones personales de personas sin cualificación pueden ser muy interesantes pero nada valiosas. Los periodistas tienen que prevenirse de esas voces poco responsables, y me parece que en términos generales lo han hecho tanto en la prensa escrita como en radios y televisiones.

No disparen al pianista, los periodistas tratan de hacer “lo que pueden”, como concluía Max Aub. Y entre ese “lo que se puede” está seguir prestando atención a la evolución del virus cuando dispongamos de herramientas para su tratamiento y sobre todo a las lecciones que hay que aprender tras un fenómeno tan intenso e inquietante como el que estamos viviendo. Agotar el papel higiénico, o aceite y azúcar revive imágenes de postguerra, cuando había problemas de abastecimiento básicos. No es ese el caso en estos momentos aunque el miedo es libre y contagiosa y la búsqueda de seguridad infinita.

Insisto, los periodistas “hacen lo que pueden” y en este caso me parece que lo están haciendo bastante bien.


(*) Periodista español


martes, 10 de marzo de 2020

No es Eduardo Inda, es la libertad / Eduardo Inda *

Que Pablo Iglesias es chusma, un marxista devenido en psicópata para ser precisos, ya lo sabíamos. Que no es un demócrata, también. Que su ejemplo a seguir es su jefe, el narcodictador y asesino Nicolás Maduro, tres cuartos de lo mismo. Y que es el sujeto más machista que vieron los tiempos —“Azotaría a Mariló Montero hasta que sangrase”—, es sabido, consabido y requetesabido. 

Por cierto, tiene bemoles que su tan inútil como enchufada pareja sea la ministra de Igualdad. Lo primero que debería hacer es sancionar a su novio por toda la suerte de burradas machistoides que han salido de su negra boca. Pero lo que nunca pensamos ni sospechamos es que a las primeras de cambio como miembro del Gobierno abogaría por el encarcelamiento de un periodista. 

El pasado domingo amenazó con encarcelar a los informadores críticos y el lunes Irena Montera puso nombre y apellido al principal objetivo de su fascistoide amenaza: “Eduardo Inda”. Por si había alguna duda. Nada que envidiar, por cierto, ni a Maduro, ni a Chávez, ni a Fidel Castro, ni desde luego a los capos corleoneses.

A los que siempre vaticinamos que esto podía acabar como Venezuela nos tildaron de “locos”, “exagerados” y “sensacionalistas”. Cuando escuchaba las flores que me echaban, me sentía tan incomprendido como el gran Jaime Mayor Oreja cuando a finales de los 90 repitió hasta la saciedad que la de ETA era “una tregua trampa” para rearmarse y volver a matar con más fuerza y virulencia si cabía. Un Jaime Mayor que, salvando las distancias, se desenvolvía como una suerte de Winston Churchill posmoderno cantando y contando, solo ante el peligro, las verdades del barquero. 

El primer ministro británico adivinó mejor que nadie el peligro que representaba el satánico Adolf Hitler. Se rebeló contra la política de apaciguamiento del ingenuo de Chamberlain, desgraciadamente acertó y, al final, pasó lo que pasó. “Preferisteis el deshonor a la guerra y ahora tenéis el deshonor y la guerra”, soltó a sus rivales en una antológica sesión del Parlamento británico.

Lo que está sucediendo en España parece clónico de lo padecido en Venezuela. El exilio que vive en Madrid me lo lleva advirtiendo no menos de cinco o seis años. “Primero los metieron en los medios de comunicación y, como eran una novedad, les daban cancha y más cancha, hasta que se asentó la sensación de normalidad y se convirtieron en una alternativa de Gobierno. Luego, con dinero cubano, pagaron campañas ganadoras conquistando Miraflores [sede de la Presidencia de la República de Venezuela]. 

El siguiente paso fue invadir el Poder Judicial y echar a los magistrados libres. El cuarto, cerrar medios y/o robarlos, además de encarcelar periodistas. El último, que es donde estamos en la actualidad en nuestro país, es asesinar a los disidentes o meterlos en prisión y provocar el exilio de quien no comulga con ellos”, me comentaba hará cosa de un mes un venezolano con ya una década en la capital de España.


En España nos encontramos en el tercer estadio: el control de la Fiscalía va a ser más férreo que nunca con una Dolores Delgado que ha salido del Gobierno para continuar al servicio del Gobierno, puerta giratoria mediante. Ya lo avisó el vicepresidente Pedro Sánchez. El siguiente consistirá en lo obvio: meter sus sucias zarpas en el Supremo. La sentencia del 1-O, con la abracadabrante inclusión del concepto de “ensoñación” y la vía libre para la semilibertad de los golpistas, nos dejó boquiabiertos a los que continuamos creyendo en el Estado de Derecho. 

Porque, sí, a pesar de todo eso, yo creo en la independencia de los jueces, seguramente más que en la de ningún otro gremio oficial. El siguiente capítulo lo empezó a escribir el dueño del casoplón de Galapagar hace una semana con la petición de cárcel para los periodistas que hemos osado publicar sus corruptelas, sus incoherencias, sus casoplones o su recalcitrante machismo.

“Nuestra democracia”, amenazó el presidente del Gobierno de facto, “será mejor cuando los responsables políticos, policiales y mediáticos de las cloacas estén en la cárcel”. Y lo dice por un periodista, en este caso yo, al que el recluso Villarejo pinchó su teléfono e hizo seguimientos personales por encargo del presidente del BBVA, el corrupto Francisco González. 

Sus estalinistas manifestaciones constituyen un atentado en toda regla a un derecho fundamental recogido en el artículo 20: el de la libertad de expresión e información. Olvida el bolivariano presidente del Gobierno que la maravillosa Declaración de Derechos Humanos es igual de tajante al respecto en su epígrafe 19: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. 

En fin, que lo de Iglesias conmigo no es sólo un ataque a la Constitución sino también a ese texto que alumbró la ONU en 1948 garantizando —o, al menos, intentándolo— las libertades urbi et orbi.


La reacción de la profesión ha sido la esperada. Los periodistas de izquierda y extrema izquierda, esto es, el 75% de la profesión, han callado. Unos por miedo y otros porque, por envidia o por sectarismo, estarían encantados de que me metieran en chirona. En cualquier caso, les va bien. Uno de los que ha optado por situarse del lado del carcelero bolivariano es El País, salvado de la quiebra por esa culpable de tantas cosas que es Sáenz de Santamaría. 

El rotativo de Prisa no es precisamente la excepción que confirma la regla de un sector que mantenía relaciones profesionales con Villarejo. Desde Jesús Duva (luego jefe de prensa de Carmena) hasta varios directores, pasando por el actual defensor del lector del diario gubernamental, Carlos Yárnoz, todos tenían como fuente al policía torrentiano. 

Al igual que su íntimo amigo Pedro J. Ramírez, que nos invitaba al equipo de investigación de El Mundo a comer con el comisario más famoso de la historia por las mismas razones que los anteriores: conseguir noticias. O que Antonio Rubio, Manuel Cerdán o esa Cadena Ser que fue la primera en publicar ese verdaderísimo Informe Pisa, Pablo Iglesias Sociedad Anónima (cuya autoría nada tiene que ver con Villarejo), del que ahora abjuran por intereses espurios. Prácticamente todos los periodistas de investigación o tribunales lo tenían de fuente. 

No nos engañemos: las noticias más potentes y más catárticas no las suelen suministrar ni las monjas ursulinas ni el Císter. Las gargantas profundas del Watergate y Los Papeles de Panamá no respondían al nombre de María Goretti o de San Francisco de Asís: en un caso fue el número 2 del corrupto John Hoover en el FBI, Mark Felt, y en el otro una banda de delincuentes informáticos. Benditos soplones: gracias a ellos cayó un presidente gansteril, Nixon, y un sinfín de golfos fiscales.   

Chapeau por la Asociación de la Prensa de Madrid, y muy especialmente por su presidente, ese maestro de periodistas y ejemplo ético que es Juan Caño. Al community manager de la APM (debe ser podemita furibundo) le dio por retuitear en la cuenta oficial de la institución una noticia del diario Público del enemigo de España, Jaume Roures, que forma parte de la campaña montada por él y por Podemos para matarme civilmente. Y, al menos en el caso de la formación comunista, para encarcelarme siguiendo el siniestro ejemplo de su baranda Maduro con Leopoldo López y miles de adversarios políticos. 

La Junta Directiva de la APM corrigió rápidamente el error del subordinado que iba por libre: “Consideramos intolerables las amenazas a la prensa en un país democrático donde rige la libertad de prensa y la libertad de información”. 

Más elocuente aún anduvo la APAE (Asociación de Periodistas y Analistas por España). Fue la primera en saltar a la palestra a defenderme de las aterradoras intenciones del dueño del casoplón de Galapagar. Su presidente, Benjamín López, fue taxativo: “En democracia resulta inadmisible que un vicepresidente del Gobierno amenace a periodistas con la cárcel, precisamente, para evitar eso hemos nacido”.

Concluyo con tres frases que resumen mejor que ninguna otra lo que estamos viviendo en España y una moraleja. El copyright de la primera corresponde al presidente estadounidense Thomas Jefferson que alzaprimó el valor de la prensa en un mundo libre con una frase para la historia que no hace falta explicar porque se explica por sí sola: “Prefiero periódicos sin Gobierno a un Gobierno sin periódicos”. 

Otra de Martin Niemöller atribuida a Brecht previene contra el silencio cobarde o cómplice frente al mal:

—Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra, porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí,
no había nadie más que pudiera protestar.—

Una grandiosa alegoría prima hermana de un aviso a navegantes del irlandés Edmund Burke: “Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada por evitarlo”.

Moraleja: esto no es una cuestión de los comunistas de Podemos e Iglesias contra Inda sino del totalitarismo contra los demócratas y contra LA LIBERTAD. Si a mí me asesinan civilmente o me encarcelan arbitrariamente seré el primero, seguro, pero no el último. No lo duden. Si caigo yo, caerán muchos más.

PD: en la columna he identificado a Iglesias como presidente del Gobierno y a Sánchez como vicepresidente. No es un error. Es deliberado. Lo anticipé y lo reitero: de toda la vida de Dios, en los gobiernos de coalición manda siempre el pequeño.


(*) Periodista español


viernes, 6 de marzo de 2020

La SIP reclama al Gobierno de Nicaragua que devuelva los medios a sus dueños


MIAMI.- La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó este jueves el incremento en Nicaragua de las agresiones a periodistas y reclamó al Gobierno de ese país restituir los medios de comunicación y los equipos operativos a sus legítimos dueños.

El presidente de la SIP, Christopher Barnes, y el líder de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de esa entidad, Roberto Rock, mencionaron en su comentario sobre el aumento de las agresiones registradas contra periodistas ocurrido el 3 de marzo durante el velorio del poeta, sacerdote y exmiembro del movimiento sandinista Ernesto Cardenal.
Durante la ceremonia religiosa turbas de seguidores del Gobierno, insultaron, atacaron y robaron el equipo de trabajo de los periodistas David Quintana, de Boletín Ecológico; Hans Lawrence, de Nicaragua Investiga; y Leonor Álvarez, de La Prensa. Otras personas también fueron agredidas y asaltadas.
"Este acto es una evidencia más de que la dictadura nicaragüense sigue empecinada en contra de la libertad de prensa", dijeron Barnes, director general del diario jamaiquino The Gleaner, y Rock, director del portal mexicano de noticias La Silla Rota.
Ambos recordaron que continúa la censura televisiva contra 100% Noticias y los programas independientes Esta Semana y Esta Noche y que sus salas de redacción siguen tomadas por la Policía desde diciembre de 2018.
Observaron además que, aunque el bloqueo aduanero a los insumos del diario La Prensa durante más de un año fue suspendido en febrero, el régimen continúa su estrategia de acallar a medios y periodistas. El Nuevo Diario, también sometido a ese bloqueo, cerró sus puertas a fines de setiembre de 2019.
Los dos medios televisivos están transmitiendo sus programas por YouTube y Facebook.
Barnes y Rock dijeron que el Gobierno debe devolver a 100% Noticias y Confidencial sus equipos de trabajo, operación y trasmisión a sus legítimos dueños, Miguel Mora y Carlos Fernando Chamorro, respectivamente.
Según datos del informe de seguimiento y monitoreo de la Fundación Violeta Chamorro en 2019 se registraron 1.267 violaciones, lo que representa un promedio de tres por día.
Por su parte, la Asociación de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua denunció esta semana que entre diciembre de 2019 y febrero 2020 se han registrado más de 400 delitos contra la libertad de prensa y 61 casos de violencia contra reporteros durante su labor profesional.
El 25 de febrero pasado cuando se firmó el lanzamiento de una coalición opositora, se registraron al menos 23 agresiones contra periodistas que cubrían distintos actos del grupo en Managua.
La SIP, es una entidad sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en las Américas, con más de 1.300 publicaciones del hemisferio occidental como socias y sede en Miami.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Trump escala su guerra legal contra la prensa al demandar al Washington Post

WASHINGTON.- El presidente de EE.UU., Donald Trump, dio este martes un paso más para trasladar al terreno legal su batalla contra los medios de comunicación generalistas, al demandar al diario The Washington Post a través de su campaña electoral, una semana después de hacer lo mismo con The New York Times.

La campaña de Trump presentó una demanda por difamación ante el tribunal federal del Distrito de Columbia, en Washington, en la que pide que el Post les compense con varios "millones de dólares" por dos artículos publicados el año pasado que, a su juicio, "informaron falsamente de una conspiración con Rusia como si fuera un hecho".
Los artículos "incluyeron afirmaciones difamatorias de que la campaña (de Trump) 'trató de conspirar con' un ataque 'generalizado y sistemático' por parte de Rusia contra las elecciones presidenciales de 2016", dijo la asesora legal de la campaña de reelección de Trump, Jenna Ellis, en un comunicado.
Dichas afirmaciones aparecían en un artículo de opinión de junio de 2019 en el contexto de una descripción sobre el informe de la trama rusa elaborado por el fiscal especial Robert Mueller.
La columna de opinión también indicaba que el informe de Mueller concluía que la campaña de Trump "intentó conspirar" con Rusia.
El equipo electoral del presidente argumentó que esa acusación es algo "difamatorio", y citó también otro artículo del mismo mes publicado por el Washington Post que planteaba la posibilidad de que Rusia y Corea del Norte pudieran "dar ayuda a la campaña de Trump" este año.
"Estas afirmaciones eran y son cien por cien falsas y difamatorias. La demanda alega que el Post era consciente de la falsedad en el momento de publicarlas pero lo hizo con el objetivo intencionado de dañar a la campaña", subrayó Ellis.
La portavoz del diario, Kris Coratti, afirmó que es "decepcionante que el comité de la campaña del presidente recurra a este tipo de tácticas", y adelantó que el periódico se "defenderá vigorosamente en este caso".
La demanda llega seis días después de que la campaña de Trump pidiera también "millones de dólares" al New York Times ante la Corte Suprema de Manhattan porque, a su juicio, el rotativo neoyorquino publicó "falsamente" que había una "conspiración con Rusia" como un hecho verídico.
Esa fue la primera demanda por difamación que jamás ha presentado un presidente de EE.UU. contra un medio de comunicación, según escribió entonces en el Post un abogado experto en Derecho relacionado con la libertad de expresión, Theodore Boutrous Jr.
Sin embargo, los estándares legales sobre difamación en EE.UU. hacen que sea "prácticamente imposible" que Trump gane sus casos contra el Post y el Times.

Associated Press designa nuevo subdirector de noticias para Latinoamérica


MÉXICO.- Paul Byrne, un veterano videoperiodista en The Associated Press que ha dirigido la cobertura de disturbios civiles, inestabilidad económica y otros sucesos importantes en América Latina tendrá a partir de ahora funciones más amplias en la región.

Desde Buenos Aires, Byrne dirigirá la cobertura diaria de video como subdirector de noticias para Latinoamérica y el Caribe. Su enfoque principal será el video. Dirigirá un equipo recientemente ampliado de periodistas y productores para impulsar el videoperiodismo de la agencia noticiosa y aumentar la velocidad de los informes de AP desde Latinoamérica.
Así lo anunció el martes Matt Chandler, el director de noticias de AP para Latinoamérica.
“Con su experiencia como videoperiodista y director, Paul se encuentra en una situación ideal para impulsar el contenido de video desde Latinoamérica”, dijo Chandler. “Se esforzará por cumplir y superar la demanda de los suscriptores de historias en vivo y editadas, aprovechando su visión para la cobertura en un mercado muy competitivo”.
La trayectoria de Byrne como director de coberturas rápidas y exhaustivas en grandes sucesos le será útil en momentos que la región enfrenta graves desafíos económicos y políticos, así como los primeros casos del virus del COVID-19, dijo Chandler.
Byrne, de 41 años, fue director de noticias interino para el Cono Sur sudamericano desde 2018 y efectivo desde el año pasado. Ha dirigido las coberturas del abuso sexual clerical y las conmociones económicas en la Argentina, los disturbios en Chile y Bolivia y otros sucesos de magnitud. Previamente fue el productor sénior de video en el Cono Sur desde 2014 para historias como el Mundial y los Juegos Olímpicos en Brasil, viajes presidenciales de Estados Unidos y visitas papales.
Antes de ingresar a la AP, Byrne fue periodista independiente para The Guardian, la BCE y RTE en la Argentina y trabajó en Moscú durante el lanzamiento del canal noticioso internacional Russia Today. 
Originario de Kilkenny, Irlanda, el padre de dos hijos tiene una maestría en periodismo en medios electrónicos de la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido.

martes, 3 de marzo de 2020

Medios de prensa enfrentan retos en la cobertura del coronavirus

NUEVA YORK.- Cubrir la historia del coronavirus requiere de gran cuidado y constante atención. Organizaciones noticiosas que intentan informar responsablemente sobre la creciente crisis sanitaria se enfrentan a la tarea de transmitir su seriedad sin causar pánico, mantenerse al día con el torrente de información mientras mucho sigue siendo un misterio, y aconsejar continuamente a lectores y espectadores cómo mantenerse a salvo.

“Es una historia de 24 horas al día, siete días de la semana, alrededor del mundo”, dijo Michael Slackman, editor internacional del The New York Times.
El Times mantiene blogs noticiosos sobre el coronavirus que se actualizan las 24 horas del día, con editores en Nueva York, Londres y Hong Kong dividiéndose la responsabilidad. El canal de Slack creado para que los periodistas de The Associated Press discutan la cobertura y contribuyan a la historia tiene más de 400 miembros. A partir del lunes, en el boletín informativo matutino de NBC News sólo se habla de la enfermedad.
El coronavirus ha enfermado a miles, puesto en cuarentena a millones e hizo que se tambaleen los mercados financieros — todo esto mientras algunos críticos dicen que la cobertura ha sido exagerada.
“Es difícil decirle a la gente que ponga algo en contexto y se calme cuando las medidas que se han tomado en muchos casos son muy fuertes e impredecibles”, dijo Glen Nowak, director del Centro de Salud y Comunicación de Riesgo del Grady College en la Universidad de Georgia.
Pero es lo que los periodistas a cargo de la cobertura dicen que deben hacer.
“Hemos estado proporcionando muchas explicaciones, listas de preguntas y respuestas, tratando de exponer con un lenguaje claro y simple cuáles son los síntomas y qué significa la enfermedad para la gente”, dijo Jon Fahey, editor de salud y ciencia de la Associated Press.
El miedo es una respuesta natural cuando la gente lee que millones de personas fueron aisladas en China, dijo. Pero también es verdad que, en este momento, el riesgo individual es muy pequeño.
A finales de la semana pasada, Vivian Wang, del New York Times, intentó ilustrar algunas de las complejidades a la hora de escribir sobre una enfermedad que ha afectado a más de 80.000 personas y causado casi 3.000 muertes. La mayoría de la gente presenta síntomas leves — una dicha que paradójicamente puede hacer que la enfermedad sea más difícil de contener porque muchos no se dan cuenta de que padecen el coronavirus, señaló.
“Sigo recordándole a los espectadores que todavía, según dos estudios muy grandes, la vasta mayoría de la gente que contrae esta infección no va a enfermar”, dijo el doctor Sanjay Gupta, el corresponsal médico de CNN
“Van a tener una enfermedad leve, si acaso, y se van a recuperar. Esto tiende a ser muy reconfortante para la gente, pero no quiero minimizarlo. Estamos lidiando con algo que está creciendo y se está convirtiendo en una verdadera pandemia”.
“Pandemia” — según el diccionario Webster es un brote que ocurre en un área geográfica amplia y que afecta a una proporción excepcionalmente alta de la población — es una de las palabras más aterradoras y algunos periodistas se cuidan de usarla.
Fahey dijo que evita calificar la enfermedad de “mortal” porque, para la mayoría de la gente, no lo es. El doctor John Torres, corresponsal médico de NBC News, se abstiene de usar “horrible” o “catastrófico".
“Trato de no ahondar demasiado en los adjetivos”, dijo Torres.
Casi todos los días se escucha de más casos, en más países. Eso es noticia, ¿pero deberían los periodistas considerar el impacto acumulativo de un empecinamiento estadístico? “En algún momento los números se vuelven menos significativos”, dijo Gupta.
Las imágenes, también, merecen una cuidadosa consideración. Fotos de gente usando mascarillas a menudo ilustran historias pese a evidencia de que las mascarillas tienen poco impacto en la transmisión de virus, dijo Nowak.
Titulares sensacionalistas pueden capturar la atención, pero también pueden generar terror innecesario. El del artículo principal de la semana pasada en la revista Atlantic, “Probablemente contraigas el coronavirus”, le mereció a su autor James Hamblin un segmento en el programa “Morning Joe” de MSNBC.
El sensacionalismo de hecho tiende a bajar en estas situaciones, dijo Peter Sandman, un asesor y experto en comunicación de riesgo.

domingo, 1 de marzo de 2020

'El País' lanza su suscripción digital


MADRID.- En las próximas semanas, El País afrontará uno de los cambios más importantes en sus casi 44 años de vida. Como consecuencia de la evolución de la industria hacia un entorno predominantemente en Internet, el diario implantará un modelo de suscripción digital con el objetivo de hacer sostenible para el futuro un periodismo profesional, de alta calidad y con alcance global. 2019 ha sido el año en el que por primera vez , El País obtuvo más ingresos de la publicidad digital que de la impresa, según informa hoy el propio diario. 

"Pero a diferencia de lo que ocurre con el periódico de papel, que el lector compra en los quioscos o al que se suscribe, la web ha permanecido gratuita, a pesar de ofrecer todos los contenidos elaborados por los periodistas de El País. Para garantizar que el proyecto pueda seguir creciendo en cobertura y profundidad, mantener una amplia oferta temática y especialización, y seguir contando con muchos de los mejores periodistas de habla hispana del mundo, el diario evolucionará hacia un modelo de suscripción digital, al tiempo que mantiene con toda su relevancia la edición impresa.
El País  sigue la estela de los grandes medios globales y de prestigio. The New York Times, The Washington Post, Financial Times, Le Monde, The Guardian, The Wall Street Journal o Corriere della Sera ya iniciaron este camino, con un notable éxito en la mayoría de los casos. 
Gracias a esta nueva fuente de ingresos, muchos de ellos han aumentado sus plantillas, reforzado su red de corresponsales, invertido en investigación, en vídeo, en innovación y, sobre todo, se han mantenido a flote mientras la crisis golpeaba a aquellas cabeceras que no han podido reconvertirse bajo la presión de la revolución digital.
Este periódico ha tenido siempre una fuerte comunidad de lectores, comprometidos, diversos, con una cierta mirada sobre el mundo, y es con ellos con quienes construirá el futuro. Nuestros lectores forman la mayor comunidad de los medios en español, comentan las informaciones y las comparten. 
También son nuestros primeros y más leales críticos. A través de su web, aplicaciones, newsletters o redes sociales, El País llega cada segundo a cualquier lugar con conexión a Internet. Está presente en México (23 periodistas componen en la capital de ese país la redacción central para América, un proyecto en expansión) y en Brasil (15 profesionales elaboran en São Paulo la edición en portugués). 
En Madrid, en la calle Miguel Yuste, donde el diario tiene la sede desde su nacimiento, y en otros puntos de España trabajan para todas sus plataformas cerca de 380 periodistas, además de un importante número de profesionales en las áreas de producto, tecnología, marketing, negocio y administración.
Fundado en 1976, , El País es el diario de información general más vendido en España y la web en español líder en el mundo, además del medio más influyente y referenciado, según múltiples estudios de opinión. Con el cambio de modelo, los lectores podrán suscribirse a la edición digital del diario por 10 euros al mes. El precio del primer mes será de un euro, sin compromiso de permanencia. 
Dentro de los diferentes modelos de suscripción digital que existen El País apuesta por el denominado poroso, que se implantará globalmente: los lectores podrán acceder a 10 artículos al mes de manera gratuita y un contador les irá señalando en qué momento están antes de llegar al límite y pedirles que se suscriban para continuar leyendo. 
 En paralelo, para algunos artículos seguirá siendo necesario registrarse, de manera gratuita. Los actuales suscriptores de la edición impresa tendrán acceso a la edición digital sin desembolso adicional. Este gran cambio es el inicio de un nuevo y emocionante camino, un paso imprescindible para sostener el mejor periodismo y seguir sirviendo a la sociedad".

Hacer El País no es fácil / Soledad Gallego-Díaz *

En abril de 1976, una campaña de publicidad algo extraña apareció en decenas de carteles en las principales ciudades de España. Decía: “Hacer El País no es fácil” y jugaba con dos ideas: España, en los inicios del proceso de Transición, estaba experimentando un difícil y radical cambio, y El País, un nuevo periódico, nacía sometido a estrictas normas profesionales, tan desconocidas, casi, como la democracia en nuestro país. No iba a ser fácil.

Ahora, en marzo de 2020, casi 44 años después, les escribo, como directora de El País, para decirles, otra vez, que hacer El País es difícil. Las circunstancias han cambiado: España es una democracia consolidada, pero afronta un tiempo, casi una nueva era, sometida a unos cambios tan extraordinarios y radicales que, como los otros países del mundo occidental, se mira a sí misma y mira al exterior con perplejidad e incertidumbre, a veces con miedo y a veces, también, con esperanza.

El trabajo, la salud, el poder de los enormes conglomerados tecnológicos, el impacto de Internet en la vida cotidiana, los efectos de un cambio climático ya inevitable, la emergencia de nuevas potencias mundiales nos intrigan y nos inquietan. Sabemos que no va a ser fácil adaptarse a esos cambios, pero también que es inevitable y que tenemos fuerza, sabiduría y voluntad de sacar lo mejor de toda esta espectacular transformación para terminar mejorando nuestra vida y la manera en la que nos relacionamos.

Lo mismo sucede con El País periódico. Igual que la sociedad en la que nacimos, hacemos frente a retos nuevos provocados, en nuestro caso, por un cambio tecnológico enorme, avasallador. El mundo digital, las nuevas tecnologías aplicadas a la información, han cambiado de arriba abajo las herramientas con las que trabajamos, el modelo de negocio de la empresa, la manera de relacionarnos con nuestros lectores, el ámbito, infinitamente más amplio, al que podemos llegar. Y tenemos que adaptarnos a esas nuevas realidades.

En realidad, las necesidades de los ciudadanos en ese nuevo mundo que nace no son muy diferentes a las de los ciudadanos de 1976. La mayoría aspira a lo mismo: ser razonablemente feliz, vivir en paz, en una sociedad que le proteja en la enfermedad y la vejez, donde poder disfrutar de la naturaleza y desarrollar sus propias habilidades; quizás, amar y ser amado, quizás, tener hijos. 

Y saben que para lograr esos objetivos tienen que mantener algo que es fundamental e irrenunciable, su libertad y sus derechos civiles, y que para ello lo primero es disponer de información veraz y opiniones plurales. Es decir, que siguen necesitando, quizás más que nunca, medios de información, como El País, que respeten y busquen la verdad, que sean capaces de indagar en los hechos, la verdadera esencia del periodismo de calidad.

Los periodistas que hacen ahora El País dominan las nuevas tecnologías y se mueven en el mundo digital con la misma naturalidad con la que se movían quienes hacían el periódico solo en papel. Pero como los propios ciudadanos, ellos tampoco han cambiado sus objetivos profesionales: comparten la misma preocupación y la misma pasión por un oficio que solo alcanza su máxima expresión en grandes redacciones, dispuestas a respetar su compromiso social. Seguras de que el periodismo al que sirven es el que indaga en los hechos, respetando normas que son públicas y conocidas y que los lectores pueden reclamar. 

Los periodistas de El País comparten una cultura profesional propia, no se dirigen a clientes o usuarios, sino a lectores, ciudadanos que no consumen información, sino que la procesan, la comentan y utilizan para sus propios debates. No pretenden convertir a los lectores en nada ni a nada, sino informarles. Se trata de saber qué les pasa y lo que pasa a su alrededor. Buscar el contexto en que todo eso se produce. Hacerles llegar opiniones diversas, pero informaciones verificadas.

Los ciudadanos, los lectores, saben que entre los cambios que experimenta la sociedad figuran las grandes redes de manipulación que se han puesto en marcha a través de entornos digitales y que la única manera de luchar contra ese movimiento de fake news que pretende confundir su libre criterio y limitar su libertad, es darse cuenta de que necesita periodistas dispuestos a rendir cuentas de su trabajo. 

Necesitaremos para ello toda la tecnología de que podamos disponer, pero al servicio de nuestros lectores y de nuestros objetivos profesionales: necesitamos un gran El País para lograr abrir las agendas, en España, en Europa y en América Latina, a aquellos asuntos que tienen realmente interés público. Necesitamos poder luchar contra los movimientos de distracción masiva que pretenden que los ciudadanos no dispongan de los datos necesarios para crear su propia opinión.

El País tiene, como todos los grandes medios de comunicación del mundo, su propia personalidad, forjada por el trabajo de centenares de periodistas a lo largo de cuatro décadas y por la determinación de redacciones inconformistas que han luchado siempre por la credibilidad y la fiabilidad. El País tiene desde su fundación, como periódico y como empresa, un compromiso radical en la defensa de las instituciones democráticas. 

Y el deseo de acompañar a la sociedad española, europea y latinoamericana en los cambios, brutales, que experimenta, proporcionándole medios de verificación y explicación y opiniones solventes. El País no contempla nuestras sociedades como lugares estáticos, atenazados por el miedo o la arrogancia. Las observa y las acompaña como lo que son: sociedades en cambio.

Hacer El País no es fácil. Cuando nació, les pedimos que fueran al quiosco y pagaran 10 pesetas. Hoy volvemos a pedirles apoyo. En pocas semanas, lanzaremos el modelo de suscripción digital con el que estamos seguros de que podremos garantizar para las próximas décadas los niveles de periodismo de calidad que exige nuestro compromiso con ustedes. Un periodismo que sirva a la democracia y a la sociedad, que esté atento a ustedes, nuestros lectores, nuestro único, apasionado y verdadero objetivo.


(*) Periodista. Directora de El País