La crísis vírica hace repensar todos los sectores de la sociedad. Se
habla de la empresa, los autónomos, el valor de lo público, el
teletrabajo, las relaciones sociales, el consumo... Pero, ¿y los
periodistas? Y en concreto, ¿y el periodismo político, ha de hacer su
propia transición? ¿hacia donde? Preguntamos a profesionales de
distintos medios al respecto.
Cambio de paradigma
Anna Cristeto, directora de El Periódico cree
que "es prematuro hacer un diagnóstico sereno sobre qué cambiará en el
periodismo político y la política. Lo que es palpable, como en muchas
profesiones, las que pueden, es que se ha producido un cambio de manera
de trabajar. Por ejemplo, dos conferencias de presidentes en dos semanas
es algo inédito. Es cierto que es por una causa de fuerza mayor y a
distancia, pero precisamente esto supone un cambio de paradigma. Si hay
voluntad se puede, pese a que es fruto de una crisis sanitaria,
económica y social de primer nivel que obliga a los políticos a
sentarse. Lo contrario no se entendería.
Seguramente es la esencia de la
política la que no mutará. Los partidismos, reproches o estrategias
perdurarán. Solo hace falta ver los mensajes que se cruzan pese a que se
explicite que no se quiere hacer batalla política en un momento como el
actual. A nivel de países es un momento clave para comprobar si la
unión ante una crisis es posible o cada cual rema a su favor. Por ahora
gana la segunda opción por falta de un liderazgo claro".
Humildad
Gemma Nierga, periodista colaboradora en
diversos medios cree que la crisis ha sido una lección de
humilidad. "Del ‘procés’ lo sabíamos todo, del virus no sabemos nada.
Quizás el covid-19 nos ayudará a recuperar lo que esencial de nuestro
oficio: preguntar y repreguntar para entender la realidad y poderla así
explicar sin actitudes apriorísticas.
En los últimos días hemos visto
como aumentan los muertos y baja la dignidad de algunos, obsesionados en
politizar esta crisis sanitaria, convencidos entre tanta incertidumbre
de tener toda la verdad. Los periodistas no podemos volver a caer en
errores pasados, la vida (realidad) se comprende mejor desde fuera de
las trincheras”.
Libertad e independencia
Esther Vera, directora del diario 'Ara' propone
que el periodismo político, no solo por esta crisis, evite "actuar como
una correa de trasmisión. Falta libertad e independencia de manera
generalizada. La independencia depende de la fortaleza empresarial y la
única manera de conseguirla es con el apoyo de los lectores a los que
hay que ofrecer una información por la que valga la pena pagar y apoyar a
sus periodistas.
La comunicación de crisis necesita mucho trabajo
previo a la crisis: vías de comunicación con los ciudadanos,
coordinación de los técnicos, toma de decisiones rápidas en contextos de
altísima tensión. Exige personas competentes y con capacidad de
comunicación, fuertes y empáticas. Líderes".
Legitimidad, a examen
Francesc Marc-Álvaro, columnista en La
Vanguardia y otros medios y profesor universitario, va a la esencia
misma del sistema: "La crisis pone a prueba nuestra democracia y nos
lleva a los límites de lo que conocemos como gestión pública. El
triángulo autoridad-responsabilidad-libertad se verá transformado en
diversos sentidos, que ahora todavía no podemos ver.
La relación entre
políticos y ciudadanos pasa una prueba sin precedentes. Es la
legitimidad de todo el sistema lo que se somete a examen, se quiera o
no". Y añade: "el concepto clásico de soberanía y el Estado-nación toma
nuevo protagonismo. Y los media tienen el reto de evitar la
infoxicación, el rumor y la banalización. No dejarse llevar por el
populismo social. Aprovechemos para hacer un cortafuego contra el ruido y
los contenidos poco solventes".
Priorizar los debates
Neus Tomàs, directora adjunta de Eldiario.es
propone que los periodistas aprendan varias lecciones. "La primera sería
priorizar algunos debates sobre modelos económicos y sociales que
ahora, demasiado a menudo, se han dejado en segundo plano. Por ejemplo,
el papel de la sanidad pública, la necesidad de exigir que en los
presupuestos públicos se garantice su viabilidad y las condiciones de
trabajo de sus profesionales. Nos avisaron, había las mareas blancas, y
ni políticos ni periodistas hicimos el caso que merecía.
Y pongo el
ejemplo de la sanidad como podría ser el de la atención a la
dependencia o la red de servicios sociales. Si se me permite la ironía,
confío en que medios y políticos aprendamos que perdemos mucho tiempo en
declaraciones que no interesan en lugar de abrir debates que vayan más
allá de la controversia del día".
Credibilidad y liderazgo
Lídia Heredia, directora de 'Els matins' de
TV-3, cree que aunque estamos enmedio del incencio y la urgencia del día
a día nos puede, "ya hemos tenido tiempo de confirmar un par de cosas:
que cuando los técnicos son buenos y comunican bien, los políticos
hacien bien de situarse en segundo plano, y que cuando llega la hora del
mensaje político, los más esclarecedores acostumbran a ser de los
políticos que saben tratar a los ciudadanos como adultos, aunque esto
implique discursos duros e incómodos. El problema es que para esto hace
falta tener credibilidad y liderazgo, dos valores que en estos momentos
no se ver en nuestro entorno".
Probablemente no cambiará nada
Sergi Picazo, impulsor del digital 'Crític',
opina de entrada: "Probablemente, no cambiará nada, no aprenderemos
nada. todo intentará seguir igual". Pero añade: "Hay una mínima
posibilidad de que esta enorme crisis -no solo sanitaria, ni tampoco
económica- genere un lector más crítico con el poder, más agnóstico,
menos crédulo y alejado de las trincheras. La gente, intuyo, cambiará
prioridades: poniendo la vida en el centro. Pero difícilmente podrá
camabiar el periodismo mientras el periodismo esté controlado
mayoritariamente por grandes empresas de comunicación, vinculadas a la
banca y con sumisiones inconfesables al poder político".
(*) Periodista
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